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Opinión | Punto de vista

Fulgencio Martínez

Stop Putin

Puticrón.

Puticrón.

Para la libertad sangro, lucho, 

pervivo...

Miguel Hernández

La guerra de Putin», así acaba de denominar el canciller alemán Sholz, en el Bundestag, a la invasión del Estado soberano de Ucrania por orden del excoronel de la KGB. (Escribo en la mañana del domingo, 27 de febrero). Valiente retoño nazi este gran Putin, estalinista y desvergonzado, oprobio de su propia nación, vergüenza de la madre Rusia y de su tradición y cultura literarias. Ni siquiera es un nihilista, de aquellos grandes de las novelas de Dostoievsky (le falta a Putin cultura e intelecto para ser nihilista filosófico). Tampoco es un anarquista, temible por su ideología. Es simplemente un asesino malhadado, un malnacido falto de empatía con un niño arrancado de la protección de sus padres.

(Hace unas horas, en televisión, vimos una entrevista de una madre ucraniana, refugiada en un armario en su casa mientras los aviones de Putin bombardean su ciudad. Lloraba recordando a su hija que le preguntaba por qué se veían las ventanas de color naranja. Nosotros hemos recordado el relato de horror de Ion Minulescu, La casa de las ventanas de color naranja, donde está presente ese color naranja de las explosiones sin duda como un recuerdo subliminar del horror que sufrió Europa en el siglo XX y que ahora vuelve con el dictador expasionista Putin).

Todo mi cariño y solidaridad con Ucrania, con la libertad de los pueblos, y con la paz.

¡Abajo el nazi de Putin! Ese canalla paleto que insulta a la inteligencia y ofende a los judíos, al mentir sobre el presidente de Ucrania, Zelensky, de ascendencia hebrea, llamándole ‘neonazi’. Alguien que no respeta el dolor del holocausto y que manipula de una manera tan torpe y desvergonzada la retórica bélica y agresiva, para autojustificarse, no merece más que asco y un borrón en la Historia del mundo. Ya están tardando las autoridades éticas y políticas del planeta en emplazar a Putin a un tribunal de derechos humanos internacional. Como el último genocida nazi-stalinista que es.

Caiga sobre Putin todo el desprecio del pueblo ruso, en primer lugar, al que ha desprestigiado y encerrojado; y después, de Ucrania, de Europa, de la comunidad internacional, y no en último lugar, en nombre de la ética y de la paz: de Sócrates, de Tostoi, de Nabokov, de Ajmatova, de Dostoievsky, en fin, de cuantos amamos la sencilla y pacífica humanidad.

¿Dónde se esconde el canal de desinformación de Rusia Today? ¿Por qué no salen hoy mismo los ‘fichajes’ de la propaganda de Putin del Rusia Today, como salieron, en la cadena Ser y La Sexta, como voces autorizadas de la opinión internacional después del golpe fallido de los ultranacionalistas en Cataluña en octubre de 2017? No teman, pronto encontrarán un ‘trou’, un agujero, un topo político español para que les haga de puente y poner enseguida asomar la cabeza. Preparémonos para la guerra de opinión. Pablo Iglesias ¿dónde te escondes? Dirá paz, paz, mientras Putin mata y destruye, pero no le veremos condenar a Putin jamás. Eso no.

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