La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Levedades

¿Hacia dónde?

De las bacterias extremófilas me gusta su apellido (extremófilas). Se llaman así porque viven, o sobreviven, en lugares imposibles y fueron durante mucho tiempo pura materia oscura en el sentido de que no las veíamos. Llamamos materia oscura a todo lo que no vemos pese a que la mayor parte del Universo está compuesta de ella. Nos bañamos en materia oscura como los peces en el agua. Somos atravesados por ella, por la materia oscura. Millones de partículas invisibles atraviesan cada segundo nuestra ropa y nuestro cuerpo sin dejar rastro alguno de su paso.

Quizá nosotros seamos la materia oscura de alguien o de algo. Quizá estemos perforando continuamente cuerpos que ni siquiera nos perciben. Tal vez, desde algún punto de vista, seamos extremófilos. ¿Hay materia oscura en la política? Pues sí. Hay pulsiones que no se ven, que actúan sin dejar rastro. Si hubiera que atender a todas ellas, el mundo resultaría ingobernable. Ya está a punto de serlo con las que se manifiestan. No necesitamos añadir ninguna más. Hay países ingobernables como hay individuos ingobernables. Yo mismo lo soy, o debería serlo porque no es fácil poner de acuerdo a mi hígado con mis riñones, a mi corazón con mi pulso, a mis ideas con mis actos. He de poner de acuerdo a mis dos piernas para caminar sin caerme y a mis dos brazos para abrazar sin ser apuñalado por la espalda y a mis dos labios para besar con ardor. He de hacer coincidir los dientes de arriba con los de abajo para masticar el pan y he de llevar a cabo con los párpados movimientos involuntarios que lubriquen mis globos oculares. Soy en apariencia bastante ingobernable, en fin, pero me levanto cada día y trabajo y trabajo y camino y amo y desamo y hasta odio de este modo extremo (extremófilo) para que las cosas salgan adelante como va saliendo adelante este país nuestro de extremos (extremófilo), pese a las pulsiones contradictorias que lo zarandean. No exageremos, pues, nuestras dificultades. No anunciemos catástrofes capaces de cumplirse.

Pongamos un pie detrás de otro, movamos los brazos con cierta sincronía, abramos la boca para decir cosas sensatas y confiemos en que el cuerpo social progrese incluso aunque no sepamos hacia dónde.

Compartir el artículo

stats