La Opinión de Murcia

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Herminio Picazo

Verderías

Herminio Picazo

Mundo bitácora

Nuestro mundo se ha hecho pequeño y por la red fluye imparable la información construyendo un impresionante magma donde parece como si todo fuera posible.

No en vano le llaman ‘navegar’ a este curioso ejercicio de ir de una página a otra, de buscar enlaces, de seguir las pistas que se van abriendo mientras caminas por los etéreos espacios de la cibernética. Viene bien traído el verbo navegar para estos menesteres. Como en un barco. Con sus idas y venidas, sus peligros y placeres, sus trayectos azarosos en la tormenta y su timonel recto en los momentos calmos.

De entre el ancho mundo de Internet, los blogs resultan de las herramientas más sugerentes. Como sabrán muchos de los lectores, un blog es un sitio web periódicamente actualizado que recopila cronológicamente textos o artículos de uno o varios autores y donde el autor conserva siempre la libertad de dejar publicado lo que mejor le parezca.

Algunos bloggers españoles han dado en castellanizar la palabra con el término ‘bitácora’, como aquellos antiguos cuadernos de los barcos en los que el autor escribe sobre su vida propia como si fuese un diario. De nuevo la referencia al barco, al mar del ancho océano de las ideas y los bites.

Líderes políticos, escritores, científicos, personas corrientes, activistas, poetas, cientos de miles de personas tienen su propia bitácora en la web. La diversidad es infinita y, claro está, el interés de lo escrito es muy variable. Pero en la propia puesta a disposición de la gente de tus cosas, de tu producción o tus ideas, de cuanto seas capaz de recopilar por si a alguien le interesa, está el valor enorme de este democrático piélago de ideas. Un blog es tanto un diario personal, como una tribuna de orador, un espacio de colaboración, un estrado político, una fuente de noticias, una colección de vínculos y un medio para expresar opiniones y difundirlas para todo el mundo.

Naveguen un rato por alguna de las páginas personales que alberga internet y encontrarán a la gente tal y como es. Sus ganas de comunicar, de extenderse, sus reivindicaciones, sus preocupaciones y sus ambiciones. Algunos sitios albergan más de 50 millones de blogs, con decenas de variantes como los periódicos digitales o las webs personales. Las posibilidades que ofrece, además, la técnica en Internet hace posible que estas páginas incluyan videos, enlaces, referencias cruzadas, comentarios, participación de sus lectores, colaboraciones en línea, y mil y una variante de lo que es la idea básica: decir cada cual lo que le venga en gana, aportar de lo que más sepa o dialogar sobre lo que esté en el centro de sus intereses.

Interactivos y sociales, los internautas, y particularmente los bloggers, forman una verdadera comunidad imparable en su número y en un tipo de influencia difusa que resulta más que interesante, y que, aunque también alberga tremendos peligros que hay que controlar, es un fenómeno que finalmente profundiza en la democracia y en la buena salud de la opinión pública.

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