¡Eurodrama! ¡Escándalo! El poder del jurado profesional sobre el voto popular (incluido el misterioso ‘jurado demoscópico) y la supuesta relación de Chanel con parte del jurado ha levantado ampollas. ¿Dónde está el notario? Los 51 votos del jurado profesional hicieron casi imposible cualquier otra alternativa. Ni Rigoberta, ni Tanxugueiras, ni Varry Brava, ni Rayden. ¿Te acuerdas del episodio de Manel Navarro ? De su gallo que se hizo viral, seguro que sí.

Yo quería pensar que esta vez la cosa iba un poco en plan “Pasaporte a Dublín” (no fue tan mal, con Karina en 2º posición, recibida en España como gran triunfadora), solo que, en lugar de artistas consagrados, en el Benidorm Fest participaron propuestas más ‘emergentes’, algunas incluso ‘pre emergentes’(o ‘precolombinas’). Durante décadas, la fórmula no ha servido para ganar en Eurovisión (nunca me creí eso de que no interesaba ganar porque suponía gastar mucha pasta; algunos países han sabido aprovechar la celebración del festival para proyectarse, incluso para hacer un buen negocio). Al final siempre nos quedaba aquello de “jugamos como nunca, perdimos como siempre”, con el que intentábamos superar los tropiezos de la selección, de La Roja. 

A Eurovisión irá Chanel. La chica no es culpable de nada ni merece que se carguen las tintas sobre ella. No voy a enjuiciar yo ahora su canción ni la pasión con la que la defendió, y a nadie le amarga un dulce, pero irá aupada por un jurado que se ha pasado por el arco del triunfo el criterio del espectador, del público (incluido el misterioso demoscópico ese, que parece una jugada maestra para dispersar el voto y favorecer la hegemonía del llamado jurado profesional). Se ha hablado de favoritismo, de resultado amañado, de injusticia, de manipulación y de “tongazo”. RTVE se ha visto obligada a emitir un comunicado en el que habla de ser “conscientes de la controversia”, como reconociendo alguna culpa.

Tanxugueiras ya avanzaron, cuando el jurado profesional (manda huevos lo de profesional) les relegó a la oscuridad, que no esperaban que ese jurado cambiase sustancialmente su posición en la final: «Sabemos que es gente que tiene las ideas muy claras. Nosotras intentaremos afinar un poco más, y a ellos le pedimos que abran un poquito las miras». Ni caso les hicieron. Ellos a lo suyo.

Los cinco miembros del jurado profesional del Benidorm Fest fueron la cantante y actriz Natalia Calderón, la coreógrafa Miryam Benedited, la cantante e inspectora de la orquesta y Coro de RTVE Estefanía García, el director de vídeos musicales Marvin Dietmann y el jefe de la delegación islandesa para Eurovisión Felix Bergsson. Y estas 5 personas han condicionado lo que los otros dos jurados decidieron. Cuando el árbitro se equivoca lo corrige el VAR, pero aquí no ha habido ningún factor de corrección. Además se ha señalado que la coreógrafa Miryam Benedited trabajó en varias ocasiones con Chanel, la más votada, la designada para viajar a Turín. El voto popular, tanto el televoto como el demoscópico, fue sin embargo para Tanxugueiras.

El acoso a Chanel no está justificado. Ella ha puesto toda su ilusión en ganar. Pero los que ganan de verdad en Eurovisión son los autores de las canciones, en derechos de autor. ¿Por eso no han salido ni Rigoberta ni Tanxugueiras, autoras de sus canciones? Y claro, si queda acreditado que un miembro del jurado tenía una relación previa de trabajo con Chanel y que, por tanto, la votación no ha sido ni limpia ni objetiva...Y no voy a hablar del rumor de que hay otro miembro más del jurado implicado en el affaire, ni de censura, ni mojigatería, pero, como país, creo que hemos perdido la oportunidad de enviar a Eurovisión un mensaje de modernidad. Y dicho todo esto, ojalá hubieran ido Varry Brava, por la canción, por Raffaella ( en Turín era muy bien vista), y porque nos hace falta un poco de buen rollo, que de mal rollo vamos sobrados. Es la canción, estúpido. Escándalo, es un escándalo...