Hermano Lobo era un semanario, en aquellos tiempos en que había semanarios, que se autodefinía como «revista de humor dentro de lo que cabe». En homenaje nostálgico, aunque involuntario, a aquella publicación, ante los comicios autonómicos de 2019 el PP murciano publicó su programa electoral, «Para que la Región no se pare», así titulado, que algunos decidieron guardar bajo llave a sabiendas de que, si bien nadie lo leería por entonces, lo más probable es que sus autores lo hicieran desaparecer por si a alguien se le ocurriera hacerlo una vez que, de inmediato, empezaran a incumplirlo.

El documento contiene algunas perlas que, si en su momento sonaban a retórica parda, con el transcurso del tiempo han adquirido un inesperado brillo y provocan una avidez lectora que recuerda al profundo cachondeo con que los veteranos del lugar dábamos cuenta cada semana de los audaces chistes de Hermano Lobo. Y anótese que desde la publicación del programa del PP tan sólo han transcurrido dos años y medio, lo que da razón a quienes opinan que los mejores gags son los que generan la risa retardada. Es el efecto que se produce en el trayecto de lo sublime a lo ridículo.

Imagen aérea del Mar Menor L. O.

PÁGINA 10. Solo por atender a un asunto de inminente actualidad, cabe reproducir el siguiente texto. Atentos: página 10, párrafo 2, último inciso: «Hemos recuperado nuestro Mar Menor y nos proponemos que siempre esté tan cristalino como ahora». ¡Tan cristalino como ahora!

Pero los mejores chistes son los que tienen estrambote, como los sonetos perfectos. Cuando se te acaba el torrente de la carcajada, reparas en otro párrafo, éste incluido en la presentación personal del candidato, en la que Fernando López Miras presume de que el programa electoral ha sido elaborado por personas «que conocen muy bien su Región». Las personas que tan bien conocían su Región fueron las que diagnosticaron en un escrito dirigido al millón y medio de murcianos que «el Mar Menor está recuperrado y cristalino». Ahí ya es cuando te caes al suelo de la risa.

Ahora bien, da la impresión de que ni ellos mismos (esos redactores tan sabios) debían estar muy seguros de la hazaña de la recuperación, a la vista de que en el capítulo de Medio Ambiente, páginas 31 a 34, aparecen hasta veinte subepígrafes (80 a 100) relativos al Mar Menor, lo que hace suponer que, si este enclave precisaba de tanta atención, muy cristalino, lo que se dice muy cristalino, no debía estar. Pero como evidentemente no se ha atendido a ninguno de esos subepígrafes, la impresión es que el Gobierno del PP, una vez constituido, debió creer su propia propaganda hasta que los inmediatos episodios de anoxia despertaron al presidente de su autocomplacencia. De lo que podemos estar seguros es de que en su reciente gestión ante el comisario europeo de Medio Ambiente, de nombre Virginijus Sinkevicius, López Miras no le ha hecho entrega del programa del PP de 2019, sin duda por desconfiar del sentido del humor de los lituanos.

¿USTED CON QUIÉN SE JUNTA? Hay en esta última viñeta una lógica inapelable: si lo que le cuentas al comisario europeo hoy es lo contrario de lo que proclamaste ante tus electores hace algo más de dos años, hay algo que no encaja y que precisaría de una cierta responsabilidad política. Siempre nos quedará la duda: cuando López Miras dictó que el Mar Menor estaba cristalino ¿pretendía engañar a sus electores o era él el engañado por esas personas que «conocen muy bien su Región»? En el segundo caso, que es el que en su favor debemos considerar, estamos legitimados para preguntar al presidente:¿Usted con quién se junta? ¿Está seguro de que sabe elegir a sus colaboradores?

Y es que no es lo mismo iniciar una legislatura atendiendo a que el Mar Menor precisa de actuaciones estructurales a hacerlo con la mentalidad de que está «recuperado y cristalino», y a otra cosa, mariposa. Las equivocaciones de diagnóstico son todavía más graves que los errores de ejercicio en una gestión, pues de éstos nadie se salva, pero de aquéllas se deriva, bien la incompetencia para los análisis, bien la voluntad de no reconocer los problemas evidentes, que como tales siempre acaban estallando por más que se los pretenda obviar.

El adjetivo ‘cristalino’ no es inocente, pues remite a las apariencias, y según vamos viendo esa es la constante de este Gobierno, que refugiado en la superficie de las cosas no contempla ni reconoce los indicadores sociales que denuncian por sí solos una realidad a la cola.

MAGIA POTAGIA. Pero el Gobierno López Miras tiene soluciones mágicas para todo. El pabellón de la Región de Murcia en Fitur acaba de obtener el premio a la sostenibilidad en el conjunto de la feria, dada la constitución de sus materiales y su acomodo a las exigencias de ese concurso, lo que ha permitido al presidente presumir en las redes sociales de su contribución contra el cambio climático. Es la prueba de que en cuestiones de escaparatismo nos llevamos la palma y hasta damos el pego, pero la política real, la de casa, es bien conocida, y el Mar Menor es el principal exponente hasta el punto de que al menos este año la Comunidad autónoma ha tenido la prudencia de no exhibir en Fitur el principal reclamo turístico objetivo de la Región, a sabiendas de que está averiado y de que es públicamente sabido en todo el mundo que está averiado.

Lo sabe hasta el tal Sinkevicius, porque el propio presidente se lo ha contado:«El Mar Menor no está tan cristalino como yo dije a mis electores», debió comentarle más o menos, incluso cabe suponer que le insistió en que estaba lo contrario de cristalino, ya que es lo que aseguró que se proponía denunciar ante él. Si alguien ha tenido la precaución de hacer llegar a este comisario el programa electoral del PP es probable que pueda deducir, por lógica, a quién corresponde la responsabilidad política de la dilación en la toma de medidas de protección sobre la ‘cristalina’ laguna hasta el punto de convertirla en un espanto ecológico mundial.

Lo que con seguridad se reservó el presidente murciano ante el comisario europeo de Medio Ambiente es que, con el pretexto del estado de alarma por la pandemia, reformó por decreto-ley toda la legislación autonómica sobre el particular y lo hizo flexibilizando los controles de protección ambiental, precisamente contra las exigencias del cambio climático. Y mientras lo hacía, sin explicar la razón de que las leyes medioambientales tuvieran algo que ver con la pandemia, el PP acusaba al Gobierno central de utilizar la pandemia para dictar normas que no tenían que ver con ella. Haz lo que yo digo, pero no hagas lo que yo hago.

CERO EUROS. El colmo de la impostura al respecto del Mar Menor se refleja en los Presupuestos regionales para este año. El Gobierno presume de haber destinado millonadas a la recuperación de la laguna (y eso que estaba cristalina), pero si atendemos con detalle a las partidas observamos que no hay un céntimo realmente destinado a la recuperación estructural con medidas de alcance. La trampa consiste en que han englobado como actuaciones en favor de la recuperación todas las inversiones autonómicas en el área, sean éstas del tipo que sean. No voy a aburrir al lector con el detalle de las partidas, pero se trata de obras y subvenciones convencionales de lo que en tiempos de la Diputación Provincial constituía el Plan de Obras y Servicios destinado a los municipios de la zona, de modo que el arreglo de una carretera en La Manga, por ejemplo, consta como inversión para la recuperación del Mar Menor.

Es, contado como lo cuentan, un fraude político de libro, hasta el punto de que los municipios de la zona todavía estarían en disposición de quejarse por la miserabilidad de tales partidas y por el hecho de que los respectivos alcaldes del entorno no puedan presumir de una mejor financiación, ya que el Gobierno regional presume por ellos de que tales inversiones locales no se refieren a los municipios sino a una entidad global, que es el Mar Menor. En realidad, si observamos el conjunto de la inversión que en los presupuestos de la Comunidad se destina al problema que sufre el Mar Menor tendríamos que resumir que se trata de cero euros, pues la cantidad total que el Gobierno suma al respecto corresponde a obras y servicios de que son destinatarios los municipios del entorno para sus respectivas necesidades. En ningún caso se trata de un presupuesto específico que tenga relación con la contaminación y consiguiente recuperación de la salubridad de la laguna.

Por si fuera poco, entre las más de cien medidas señaladas en los presupestos de 2022, aparecen en su mayoría algunas de las que, figurando ya en las leyes presupuestarias anteriores, como en la de 2021, no han sido ejecutadas ni, como es previsible, lo serán en este ejercicio. Se llama pelota palante, y la prueba más gráfica es la propia dirección general del Mar Menor, que no suele ejecutar más que el sueldo de su escaso (y evidentemente inútil, a resultados vista) equipo gestor. Otro escaparate fraudulento. Lo dicho: inversión cero del Gobierno regional en lo que es estrictamente el Mar Menor. Y después de hacer el empaquetado de medidas subalternas, se permiten apelar al Gobierno central para que las iguale. Es el teatro de quienes saben hacer política tal y como la política se concibe ahora (palabrería y espectáculo), pero están incapacitados para la gestión.

Y LA FISCALÍA. A todo este tanqredismo ha respondido esta semana la Fiscalía señalando con claridad quiénes son los responsables de la agresión sostenida y consentida contra el ‘cristalino’ Mar Menor. Aparte de las personas que aparecen en los retratos de prensa y de las calificaciones legales, está bien claro dónde reside la responsabilidad política:el Gobierno regional y la Confederación Hidrográfica, lo que daría lugar a engaño si los caretos de Antonio Cerdá (PP) y Manuel Aldeguer (PSOE) se presentan como un empate. El Gobierno de esta Región está en manos del PP desde 1995, que se dice pronto, y desde el principio de su mandato se obcecó en la derogación de las normativas proteccionistas del Mar Menor heredadas de los socialistas, hasta conseguirlo. Es un hecho, no una opinión. El eterno consejero Cerdá no disimuló nunca su complicidad con los intereses de los depredadores de la agricultura contaminante, sino que la incentivó y amparó. En cuanto a la Confederación, el PP no podrá distinguir actuaciones de la etapa de Gobiernos centrales de Aznar y Rajoy de las fases guadianescas socialistas. La Fiscalía, a pesar de la escasa imputación que traslada a quienes se han cargado nada menos que el Mar Menor por acción y omisión, señala en la práctica responsabilidades políticas muy gráficas y establece la clave fundamental en un sector muy concreto de la actividad económica: la agricultura venenosa, ésta si protegida por los Gobiernos del PP, no el Mar Menor. Aunque la repercusión judicial pueda parecer decepcionate, la responsabilidad política es muy clara.

Aun a pesar de que al pabellón de Murcia en Fitur lo premien por su sostenibilidad ecológica, sabemos quién, cómo y por qué han enfangado el Mar Menor, el punto de mayor identidad y singularidad geográfica de esta Región y el de mayor interés ecológico y turístico.

El braceo del Gobierno regional respecto al Mar Menor se desenvuelve entre la percepción ‘cristalina’, atribuida a una inexistente gestión, pasando por el negacionismo y el achaque al Gobierno central de una competencia propia, hasta los momentos de pánico por el reporte que le transmiten sus asesores del Cemop, que le traducen el impacto real en las encuestas, hasta el punto de que, de pronto, el PP se suma a la ILP sobre identidad jurídica de la laguna que antes había desdeñado con desplante torero después de comprobar que la ha firmado la mitad de los ciudadanos de esta Región, es decir, gran parte de su propio electorado.

Los chistes de Hermano Lobo surgían de la parodia de los resistentes a la Transición, para lo que les bastaba reproducir sus propios discursos, a veces sin añadir nada más. Estamos en una situación similar. El chiste es que el PP se presentó a las elecciones diciendo que el Mar Menor estaba ‘recuperado y cristalino’. ¿Habría que añadir algo más aparte de la risa? Tal vez la tristeza.