"Rezar en una clínica abortista, está genial», es el mensaje que ha aparecido en 33 ciudades, en 260 soportes publicitarios de mobiliario urbano (marquesinas y paradas de autobuses). Sí les digo lo que le ha costado la campaña a la Asociación de Propangandistas Católicos les correría un escalofrío por la nuca, por la obscenidad de la cifra. Me dedico al mundo de la propaganda desde hace muchos años, conozco a la perfección el funcionamiento de la contratación publicitaria en diferentes medios: cuñas de radio, anuncios de prensa en papel y web, spot de televisión o publicidad exterior: lonas de gran formato, marquesinas o paradas de autobuses.

Llevo años conviviendo con la publicidad que aparece en las calles de nuestras ciudades, me gusta demasiado a lo que me dedico. Cada día andando por la calle recibimos impactos publicitarios; muchos de ustedes quizás no son conscientes de los mensajes con los que las marcas nos impactan o así lo pretenden, con el fin de captar nuestra atención con sus mensajes, gráficas y creatividad.

Si les digo «Póntelo, pónselo» muchos recordaran esta campaña de los años 90, una campaña efectiva que a lo largo de los años recordamos, se nos ha quedado grabada y caló en la socidad de nuestro país; fue un acierto, concienciándonos de la importancia de protegernos al mantener relaciones sexuales, nos contaba la importancia de usar preservativo para prevenir enfermedades como el sida.

«Te gusta conducir» fue una campaña de una marca de coches de alta gama, una mano surfeando al aire, mientras un coche avanza por una carretera se nos ha quedado en la memoria por su sencillez, nos provocaba sensación de libertad, confort y paz a la hora de conducir. «Piensa en verde», de sobra saben a qué cerveza se refiere, ¿verdad? O cómo una bebida energética nos daba alas…

Podría seguir recordándoles más campañas publicitarias que a lo largo de los años se nos han quedado en la memoria por su buena comunicación y creatividad. Han cumplido el objetivo, captar nuestra atención, reconocernos con la marca y su mensaje. Esto precisamente es lo que no puedo decir de la campaña que esta semana ha aparecido en las calles de nuestro país, la que les mencionaba al comienzo de esta columna, atentando contra la libertad de las mujeres y su derecho a decidir sobre su cuerpo.

Esta campaña, por desgracia, ha conseguido su objetivo, captar nuestra atención, lo que ocurre es que en este caso no precisamente por aplaudirla y sentirnos representadas por su mensaje, sino por todo lo contrario. Agradezco profundamente que varios Ayuntamientos de nuestro país hayan dicho basta y le hayan pedido a quien explota los soportes en la vía pública que retiren inmediatamente la cartelería contratada por una asociación privada de fieles católicos cuyo ideal religioso es la propagación de la fe y el apostolado. Minorías selectas que pretenden dirigir la vida pública, social y política que en este caso fue fundada en 1903 por un jesuita. Con la Iglesia hemos topado.

«Rezar en una clínica abortista está genial». No, no está genial, es acoso y hostigamiento hacia las mujeres que podemos hacer con nuestro cuerpo lo que nos dé la gana. Cómo publicistas son lamentables, no he visto un mensaje tan cutre y con olor a cerrado como este, pero lo que me revienta y me enfada es que han conseguido su objetivo, dar de qué hablar; en esto les aplaudo porque ha sido un caso de éxito publicitario efímero, pero de éxito. Lo importante es que se hable de ello, y lo han conseguido, los medios están hablando de ello, la sociedad habla de ello, yo estoy hablando hoy de ello y todos les hemos dado altavoz, una vez más. Menos mal que todavía hay esperanza y Ayuntamientos que defienden nuestros derechos y no permiten que mensajes que recuerdan a otros tiempos tengan cabida en las calles de nuestras ciudades. Ni un paso atrás. Si quieren rezar háganlo en su casa o en su parroquia; ahí sí está genial, pero a nosotras déjennos en paz.