Siempre quise tener la camiseta del Juver. Aquella equipación inspirada en los Hawks está perenne en el top tres equipaciones, en la clasificación general global, esa que incluye el maillot de Huesitos y la elástica Hummel de la Dinamarca del 86.

La fiebre del baloncesto en Murcia me pilló en los años en los que el plan era ir por las tardes al Burger King y los fines de semana al Príncipe de Asturias a ver al Juver. Los viernes noche me quedaba hasta las tantas con Ramón Trecet, Cerca de las Estrellas, y por mi habitación pasaron varios posters de Spud Webb y Dominique Wilkins, pero el que más aguantó fue un recorte de periódico de un mate de Randy Owens. Aunque al día siguiente hubiera que madrugar para coger sitio en las escaleras de acceso al pabellón, donde pasábamos el día esperando entrar para animar al Juver Basket Murcia, en aquellas gradas supletorias grises de los fondos, bajo la peña Defensa Ilegal, con aquellas bocinas de plástico primas mayores de las vuvuzelas.

Hacíamos papelillos con periódicos y nos pintábamos las caras. Aquel equipo nos dio muchas alegrías, y también las primeras grandes lecciones deportivas, esas de las que vamos servidos para varias generaciones en esta ciudad. Desde el equipo de Azcón y Torres, y las eliminatorias contra Obradoiro, cómo olvidar a Solsona, hasta la eliminatoria contra Elosúa León, a un partido de hacer historia mundial metiendo a un equipo murciano en competición europea por primera vez... Y no pudo ser. Luego han venido años mejores, pero en el recuerdo permanecen como gigantes de Murcia los Randy Owens, Mike Phillips, Scolari, Esteban Pérez… Ralph McPherson, Clarence Kea, McNamara… ídolos por los que pasábamos horas haciendo cola para conseguir una entrada y luego un buen sitio en la grada.

El equipo, hoy UCAM Murcia Club Baloncesto, vive hoy una nueva época especial. Un gran trabajo coral que ha sabido con elegancia mantener el espíritu del baloncesto en una ciudad donde brotó en los ochenta, maravillosa época para un baloncesto que ahora nos vuelve a hacer vibrar y reconocer esa Murcia que vimos nacer los de mi generación, que íbamos una por detrás de aquella peña insigne, Defensa Ilegal, que animaba a cada jugador antes de empezar el partido y no paraba hasta que había saludo.

El logro de estar en la Copa del Rey es mayúsculo y consecuencia de mucho trabajo bien hecho en UCAM Murcia, pero el mayor logro es que hoy, Murcia, siga siendo referencia en el baloncesto. Y digo BALONCESTO, ya saben, porque Murcia se ha ganado un lugar reconocible por derecho propio. Y a nadie le extrañaría que un día cercano se convirtiera en campeón. Es hacia donde se dirige una trayectoria preciosa.. ¿Por qué no en Granada?.

#VamosMurcia. Vale.