Una autoficción es, en pocas palabras, la narración que se vale del nombre del autor para enredar lo real y lo ficcional. Este juego autorreferencial consiste en comprometer la identidad del autor mismo del relato en una historia que nada tiene que ver (o al menos poco) con su propio relato autobiográfico. Y de un modo sutil este es el juego que nos propone Jon Bilbao. Un escritor y traductor, ingeniero de formación, nacido en Ribadesella, que comparte algunos rasgos con el protagonista de esta novela corta.

A través de historias mínimas se puede construir una gran literatura. Como Carver, Hemingway o Salinger Jon Bilbao parte de un relato cotidiano, con personajes comunes y situaciones más o menos triviales para ofrecernos un fresco inquietante. Una joven pareja que se ha mudado a su casa en el pueblo, de pronto, ve cómo su tranquilidad se tambalea por la llegada de unos inesperados familiares. Un tipo que asegura ser su primo aparece acompañado de una enigmática y bella chica, la cual, según parece, es su ayudante. Se instalan en la casa y los cuatro atraviesan las inclemencias de la convivencia. Los inesperados huéspedes no muestran intenciones de marcharse demasiado pronto. La tensión crece. De hecho, este el plato fuerte de la novela: cómo, con sutileza, Bilbao aumenta la tirantez entre los convivientes sin que casi nos demos cuenta, hasta crear un ambiente enrarecido. El mal clima tampoco acompaña. Una tenue pero creciente incomodidad se apodera de Jon y de Katharina. Un embarazo problemático. Ruidos. Perros inoportunos. Suciedad y misteriosos comportamientos obligan a los anfitriones a preguntarse qué está sucediendo en realidad. ¿Es Markel realmente quien dice ser? ¿Quién es Virginia, la bella mujer que acompaña a Markel? ¿Y qué pretende? ¿A quién visita secretamente en un hotel? Su actitud provocadora, ¿es un juego sexual para desestabilizar a la pareja o un mero coqueteo o una prueba?

El relato arranca con la aparición de unas luces en el cielo. Ufólogos de todas partes del mundo se han acercado a observar el fenómeno. La novela culminará con la segunda aparición de estos misteriosos ovnis. Nunca sabremos su origen ni sentido. Y de un modo análogo tampoco sabremos cuáles son las verdaderas motivaciones de los ‘extraños’ visitantes.

A través de huecos y silencios, de vacíos informativos y de elipsis muy bien situadas en toda la narración Jon Bilbao hace que una leve historia nos haga reflexionar y experimentar una gran inquietud. Una ‘home invasion’ suave, que tiene más de familiares inoportunos que de situaciones violentas, pero que no deja de ser una historia con fuerza.