Comienza el 2022 y es momento de fijarnos propósitos, deseos y expectativas del año nuevo. Despedimos un año en el que hemos vivido encierros, miedo, dolor, pérdidas, en el que la incertidumbre ha sido una constante y el desempleo una daga para muchos de nuestros compatriotas. Un año en el que la naturaleza mostraba su cara más salvaje, destructiva y feroz con el volcán de La Palma. Y comenzamos un nuevo año en el que el principal deseo es la salud, seguido por mantener el empleo o recuperar el trabajo perdido por las consecuencias de la pandemia.

Porque somos conscientes que la pandemia que nos acompaña desde hace casi dos años no ha terminado, que no hemos vencido al virus, por mucho que se empeñase en venderlo Pedro Sánchez, que esta sexta ola se extiende implacable, menos dañina, pero más rápida y con un poder de contagio desconocido hasta la fecha. Nuestras expectativas para el 2022 en lo sanitario es que sea el año en el que el impacto del virus se suavice y podamos hacer una vida más normal, que volvamos a vivir sin miedo. Un año en el que se apruebe una Ley que permita una respuesta unánime y deje de haber 17 modelos para acabar con una pandemia que es global, mundial y que solo tendrá solución si se suman fuerzas y esfuerzos en la lucha contra el virus. 

En lo económico esperamos que la recuperación sea una realidad, que vuelva el empleo perdido, que se apoye a los sectores más afectados por los cierres, que dejen de subirnos tasas e impuestos a pymes y autónomos. Y, cómo no, urge una solución real y efectiva a la subida de la luz, no más mentiras del Gobierno, no más huidas hacia delante, no más facturas imposibles de pagar para muchos españoles, no más familias sin poder encender la calefacción este invierno. 

En lo social deseamos que la igualdad de mujeres y hombres deje de ser una bandera utilizada de forma sectaria y excluyente para convertirse en una realidad

En lo social deseamos que la igualdad de mujeres y hombres deje de ser una bandera utilizada de forma sectaria y excluyente para convertirse en una realidad; que el teletrabajo no se vuelva un nuevo obstáculo para la conciliación; que el paro y la subida de los precios no siga aumentando la brecha social y las colas del hambre. En lo político se presenta un año con elecciones autonómicas que pueden ser decisivas tanto para el PP que sigue creciendo en los territorios donde gobierna, como para el PSOE que lleva meses viendo cómo las encuestas vaticinan un «cambio de ciclo electoral» que comenzó en Madrid y puede consolidarse primero en Castilla y León, más tarde en Andalucía, y quién sabe si en alguna otra comunidad.

Por tanto, empieza un año que deseamos sea el de la recuperación sanitaria, económica y social, pero también el de la certidumbre, la transparencia en la política, la buena gestión con gobernantes menos arrogantes y más dialogantes, con más sentido común y menos sectarismo y revanchismo. Un futuro que tenemos que construir juntos, porque es tarea de todos contribuir a que podamos recuperar los abrazos, los viajes, la vida de antes de la Pandemia, porque está en nuestras manos elegir a los mejores gobernantes para lograr que nuestros buenos deseos se conviertan en realidad. ¡Feliz Año!