De nuevo desde un estrado ministerial se atenta contra la Gramática. Esta vez ha sido Yolanda Díaz. Pero antes fue Javier Solana (el doceavo) o Alberto Garzón (el proponido). Y no importa el color ideológico. De ser esta prosa exhaustiva en el tema se sacarían solecismos de todos los colores. Y, claro, este mismo cronista es, faltaría más, asimismo pecador de lo que acusa. Cómo no serlo, con más de cuarenta años dándole a la tecla de la Olivetti primero, y al teclado del PC después. Perdón para todos desde el Paraíso de Nebrija y de la RAE, tan rigurosos como comprensibles siempre. Amén.

Bueno, pues esto es que va la susodicha Díaz, y dice, contestando a una pregunta que ella juzga impertinente y provocadora:

—No compete.

Y ya está, a secas. Pues no. Seguramente quiso decir «No procede». Procede y compete comparten el total de su vocalismo, que, acaso, fue lo que equivocó a la aspirante a la presidencia del Gobierno. A ver, competer, que no competir, es un verbo raro, raro y jodido. Necesita un sujeto ajeno al que lo enuncia, y un complemente indirecto, que, si es de persona, debe ir en pleonasmo; es decir, repetido. Y perdón, ya me he puesto estupendo con la terminología gramatical. Por cierto, ¡cuánto mal hace la Gramática en la Escuela! Muchos docentes confunden la Gramática con la Lengua. La Gramática se incluye en la Lengua, y no al revés. Lengua es dictado, lectura en voz alta, hablar, escuchar, vocabulario y todo eso. Cuando eso está en sazón, la Gramática entra perfectamente en su sitio. Hacerlo al revés es blasfemia de leso aprendizaje. Fin del excurso.

Bueno, pues en la frase «Eso me compete a mí» el sujeto es ‘eso’, y el doble complemente indirecto ‘me’ y ‘a mí’, que son el mismo, pero doble. Ya dije que es un caso en que el enunciado, la frase antedicha, tiene un sujeto, ‘eso’, distinto al de la enunciación, que es quien habla, y viene significado por el doble ‘me’ y ‘a mí’. ¿Vale? Bueno, apúntenlo bien, que saldrá en examen. El buen profesor siempre dice la mitad de lo que va a salir en el examen. Es un método pedagógico infalible. Sorprender en un examen es de frustrados docentes, cazadiscentes. Vaya, me ha salido otro excurso.

Competer es un verbo defectivo, que no tiene acceso al total de su conjugación. Enunciarlo en otra persona distinta de la tercera es embarrocamiento abstruso y estéril. Y además de defectivo es intransitivo; pero a diferencia de los demás intransitivos, no puede enunciarse a secas. Por eso, no procede decir ‘no compete’, señora aspirante a la presidencia.

Ya está.