Horizonte oscuro. Un hombre, a otro, en la calle, el jueves: «Anda que el Barsa lo lleva claro».

Viviendas

Tertulia. En la mesa de al lado, en la terraza donde estoy con unos amigos, hay una tertulia política bastante encendida. Son cinco hombres. Uno de ellos dice: «Sánchez es capaz de decir lo que sea, y luego, una semana después, decir lo contrario con la misma cara, sin pestañear». Otro apunta: «Sí, pero es un hombre de una determinación política total, y va haciendo cosas, una tras otra, que cambian la sociedad». Otro añade: «Pues a mí la que me gusta es mi Yoli». (Escucho y ‘mi Yoli’ resulta que es Yolanda Díaz).

Mejor sin papeles. Me entero por la prensa de que Isabel Preysler ha dicho que no ve necesario en absoluto que su hija Tamara, esa que ganó el Masterchef, se case con su novio, según han anunciado. Opina esta madre que para disfrutarse no hace falta casarse y se pone como ejemplo a ella misma, que lleva cinco años en concubinato con el Nobel Mario Vargas Llosa, y ahí está, tan divinamente. Claro que la madre se ha casado ya unas cuantas veces y sabe lo que es un estado y el otro, pero la hija todavía no ha ‘catao’ eso del matrimonio. Y, como es muy religiosa, a lo mejor tampoco ha ‘catao’ lo otro. Vaya usted a saber.

El extraño caso del juego. El Gobierno de nuestra Comunidad Autónoma ha decidido que ya no les va a hacer más bonificaciones en los impuestos a los bingos, casinos y casas de apuestas, que hasta ahora se ahorraban entre cinco y seis millones de euros al año del erario público. ¿Ustedes sabían que estas rebajas se hacían? ¿Les parecen bien? Es que yo no llego a comprender por qué se les perdonaba dinero a estas empresas. ¿Sobrarán fondos para la Sanidad y la Educación? ¿Se pueden considerar estas actividades dignas de ser protegidas e incentivadas con rebajas fiscales?

Cine y series. El otro día volví a ver la película Moonlight. Ya me había gustado la primera vez, pero de verdad que la encontré sencillamente perfecta. Qué cosa tan bien hecha, oiga. Con razón que se llevó el Oscar a la mejor película. Es dura como el pedernal, pero tan bella que se te olvida la tristeza. De series sigo con las mismas, (acabé la última temporada de Endeavour y muy bien) así que no puedo decirles nada nuevo. Solamente que me estoy cansando un poco de las de detectives y policías investigando. Yo no sé ustedes, pero yo necesito otros temas. Estoy bastante harto de asesinatos y de policías con problemas personales.

Menudo plan. Un hombre joven va por la calle hablando por el móvil. Le escucho decir esto con voz quejosa: «Se están separando, tío, y quieren que yo haga de mediador. Y ella es la mejor amiga de mi mujer, y él y yo íbamos al colegio juntos. Y está lo del perro, qué mal rollo, tío…» (No puedo oír nada más).

Peligroso

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Tengan ustedes mucho cuidado con la covid. Mis vecinos, un matrimonio joven, perfectamente vacunados ambos, lo han pillado. Solo han estado aislados en su casa y él apenas ha tenido síntomas, pero ella sí ha estado bastante regular, con tos, fiebre y malestar general durante bastantes días. Cuando lo ves tan cerca, parece que te asusta más. Y no dejen de vacunarse. El 60% de los ingresados por covid en las UCI de toda España son personas sin vacunar.

A Mates, sí. Un chico joven, de unos 15 años, a otros dos, en un banco del paseo de El Malecón, cerca de un conocido centro educativo: «Oye, yo a segunda hora entro, que tengo Mates».

El otro día este periódico ofrecía un sorprendente reportaje sobre personas que viven en un barco, en el puerto de Cartagena. Algunos llevan allí varios años. Son extranjeros, pero quizás los españoles podríamos copiar la idea. Uno de ellos decía que incluso le viene bien para viajar a su pueblo, Londres, porque tiene cerca el aeropuerto. La dársena de Cartagena es muy tranquila, porque el puerto está ‘cubierto a todos los vientos y encubierto, a cuyo claro y singular renombre, se postran cuantos puertos el mar baña…’, que escribió Cervantes (cito de memoria). O sea, que les resulta cómodo y disfrutan del excelente clima sin tener que comprarse una casa.