Puede que el contenido de este artículo sea pesado por la cantidad de cifras y datos que aparecen en él, pero no hay otro remedio. Son las cifras que nos hubiera gustado exponer personalmente a la señora Carmen Fructuoso, concejala de Movilidad Sostenible del ayuntamiento de Murcia, en alguna de las reuniones solicitadas que no han tenido lugar.

En la Plataforma en Defensa del Transporte Público nos alegramos sobremanera del cambio de gobierno en La Glorieta. Ingenuamente consideramos que el éxito de la moción de censura de marzo pasado, con el consiguiente cambio de color del gobierno municipal, era suficiente para la mejora del transporte público. El tiempo nos ha desengañado.

Por el momento, dejemos a un lado los cambios previstos en la propuesta del nuevo gobierno municipal, la «nueva red de transporte público colectivo mediante autobús urbano del término municipal de Murcia», una interesante propuesta de renovación del transporte público municipal presentada en julio pasado y que ha quedado aparcada sine die. Muchas prisas en verano (las alegaciones a dicha propuesta se podían presentar hasta el 15 de septiembre) para a continuación dejar pasar el tiempo sin hacer ni decir nada al respecto. Hasta que en octubre este mismo gobierno informa de que ha puesto en marcha un ‘procedimiento de adjudicación directa’ para la concesión por dos años (del 3 de diciembre de 2021 al 3 de diciembre de 2023) del servicio de transporte urbano mediante autobús entre Murcia y las pedanías.

 Así es que el 3 de diciembre, aparte de la chapuza del transporte público interurbano por obra y gracia del Consejero de Fomento, el silencio de muchos alcaldes y la inacción de la Federación de Municipios y Provincias, el ayuntamiento de Murcia también aportará su granito a la degradación de la movilidad con su propuesta de transporte público para las pedanías.

Una cosa es reestructurar todas las líneas municipales con un criterio unificado y otra es aplicar ya unos cambios en las líneas de pedanías que no mejoran la movilidad municipal, sino que la empeoran.

LOS PRECIOS. La primera muestra de que algo se está haciendo mal es cuando se observa la tabla de tarifas del ‘procedimiento de adjudicación directa’ del transporte público de pedanías: el billete de pedanías es de 1,85 euros cuando en el casco urbano es de 1,05 euros. Ahora no hay excusas para que no haya un precio único del billete, porque las competencias de los autobuses de todo el término municipal son del Ayuntamiento. Son ya muchos años esperando que un cambio en el color del gobierno municipal hiciera algo así. Y no nos vale que se diga que para 2023 habrá billete único.

Desaparece el bono universitario financiado por la Comunidad Autónoma. Si hay dinero para los bonos de estudiantes del tranvía y de los ‘coloraos’, también debe haberlo para todos los estudiantes, universitarios, bachiller y de otras enseñanzas regladas de las líneas de las pedanías. Es otra discriminación ciudad-pedanías.

La Comunidad Autónoma venía financiando este bono para Murcia y Cartagena, discriminando al resto de Ayuntamientos. Ahora es el momento de que cada Ayuntamiento asuma esa responsabilidad.

Supongamos que un universitario de pedanías viaja dos veces al día, cinco días a la semana, cuatro semanas en un mes. Esos cuarenta viajes le costarán 34 euros (40,85 euros tarifa de estudiante con el bono tricolor); ahora le cuesta 22 euros. En cambio, a un estudiante de Murcia le costará 20,40 euros en el tranvía o en los ‘coloraos’. 

Es sabido que Transportes de Murcia no cubre todo el perímetro urbano. Barrios como Espinardo o Barriomar y amplias zonas de la ciudad tampoco tienen servicio de esos autobuses. LAT sí las cubre y cuando entra en zona urbana aplica la tarifa de 1,05 euros. Eso también desaparecerá, creando otra desigualdad dentro de la misma ciudad; además, con el bono tricolor costará 1,15 euros frente a 0,70 euros de las otras concesiones municipales.

También desaparecerá el billete de ida y vuelta: 2,80 euros frente a los 3,70 euros que se pagaría con billetes por separado.

Como ‘marca diferenciadora’ del nuevo gobierno municipal, la línea San Ginés se le suprime el tramo Plaza Circular - Nueva Condomina con el pretexto de que ya presta el tranvía ese servicio. Esa argumentación es criticable porque un centro de gran atracción de viajeros debe tener variedad de medios de acceso.

¿Han pensado que actualmente el trasbordo con bono de bus a bus (en líneas LAT) es gratuito en la primera hora de viaje? Eso permite llegar desde cualquier pedanía a la ciudad, tomar el autobús de la línea 1 y llegar hasta la Nueva Condomina sin que cueste dinero. El Ayuntamiento, con esta modificación, obligará a tomar el tranvía y pagar 0,45 euros, para llegar donde hasta ahora era gratis.

Esto mismo ocurre con la línea 31. Los usuarios para Los Rectores o del centro comercial Myrtea tendrán que hacer frente a las mismas consecuencias que los de la línea 1.

LAS MODIFICACIONES EN LAS LÍNEAS DE PEDANÍAS. Como norma general las mejoras son mínimas. Es un corta y pega de lo anterior.

La línea 1 mejora en frecuencias, pero el Polígono Oeste sigue con las mismas expediciones.

En la línea 30 se alargan los kilómetros recorridos, por lo que la impuntualidad será la norma agravada con las prolongación que se hizo a Zeneta.

Se dice que en la línea 39b (Campus UMU por autovía) se recupera el servicio directo cuando ya está establecido. Se lían con las expediciones de subida o bajada.

La línea 44 sufre la reestructuración lógica y ahora termina en las Casas del Parra (carretera de Alcantarilla) manteniendo las expediciones. Pensamos que, por optimización de recursos, esas expediciones podrían haber suplido a la 91 y eliminado las 1C. Pero no han querido oír la opinión de los conductores.

En el Puntal-La Ladera se les ha reducido el servicio. Un fallo o intencionado.

La línea 91 (Javalí Nuevo-Sangonera la Seca), pese a los cambios obligados para suplir la 44D eliminada por la Comunidad, no se refuerza su servicio aunque se desglose en tres sublíneas. 

El Campo de Murcia sigue con los mismos servicios. Una pena. Incluso la mejora anunciada, de que las expediciones que pasan por Valladolises lo harán pasando por el centro del casco urbano, tiene el inconveniente de que en los documentos sigue pareciendo otra parada en las afueras, como hasta ahora. Además, siguen terminado las expediciones en la Estación de Autobuses como si se tratara de una línea interurbana. 

La línea 50 es un caos en cuanto a sus sub-líneas. 25 son demasiadas y de difícil asimilación para el viajero. Otro tanto ocurre que la 28, con 8 sublíneas y sin aumentar los servicios directos con Murcia. 

(La segunda parte de este artículo se publicará en la edición de mañana)