Solo es el titulo de esta columna y, aunque por su sintaxis pudiera parecer un insulto, no lo es. Tan solo es una realidad. Porque quién no se ha sentido incapaz alguna vez. Ayer, 3 de diciembre, se conmemoró el Día Mundial de las Personas con Discapacidad. Yo eliminaría la última parte y hasta suprimiría esta conmemoración, si no fuera porque vosotros, la mayoría de los que leéis estas líneas, sois realmente los discapacitados. E insisto, no es un insulto, solo una realidad.

La exvicepresidenta Carmen Calvo afirmaba hace un mes que «las mujeres no somos un colectivo, sino más del 50 por ciento de la población». Era su sentencia para resaltar lo evidente, que sus derechos son los mismos que los de los hombres, porque todos somos personas, con las mismas necesidades. El hecho de que haya que recordarlo continuamente evidencia que la pretendida igualdad aún queda lejos.

No es cuestión de hacer comparaciones y quizá sea hasta desacertada en este caso, pero me atrevo a decir que las personas a las que vosotros nos metéis en el saco de la discapacidad tampoco somos un colectivo, solo personas. Y que, en todo caso, vosotros sois los discapacitados y, perdonad la insistencia, porque no es un insulto, solo una realidad.

Lo sois, porque sois vosotros los que nos miráis raro, los que sentís pena, los que incluso nos tenéis miedo, solo porque vamos en una silla de ruedas, porque tenemos cualquier problema que limita nuestros movimientos, nuestra movilidad, porque somos ciegos, sordos, mudos o todo a la vez o porque no entendemos lo que nos decís. Porque no entendemos ni nos enfrentamos a la vida como tú.

Os pedimos que esa pena y ese miedo lo dirijáis de una vez por todas a tener en cuenta que no estáis solos en el mundo, que no existe un perfil al que ajustar el mundo, que no hay un modelo de ser humano ideal en base al cual deban regirse nuestros países, nuestras ciudades, nuestras calles, nuestras casas, nuestras decisiones.

Y sí, puede que necesitemos ayuda, que nos cueste pedirla más o menos. Pero, ¿acaso vosotros nunca habéis necesitado ayuda? ¿Acaso creéis que nunca la necesitaréis? La ayuda es siempre bien recibida, sobre todo, cuando es necesaria y se presta con generosidad y desinterés. Aunque lo que realmente nos gustaría es ser tan autónomos como vosotros, que todos lo fuéramos en realidad, pero estáis tan incapacitados, que no paráis de ponernos barreras cada vez más difíciles de superar. Y sí, es verdad que parece que existe una mayor concienciación social para la supresión de obstáculos y adversidades, aunque cuando te topas de bruces contra un muro, contra el suelo, contra la realidad, te gustaría parafrasear a la activista Greta Thunberg y su ‘bla, bla, bla’.

Ni retrasados ni disminuidos ni discapacitados. Vuestro error es que nos veis como un colectivo distinto al vuestro, cuando somos lo mismo, personas. Sois vosotros y no nuestras limitaciones, los que nos señaláis como diferentes, como desiguales. ¡Cómo si vosotros no las tuvieráis! Por eso, nos vemos obligados a celebrar cada año un Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

También en Cartagena se ha conmemorado esta jornada, con un sinfín de actividades que, al contrario de lo que hacéis vosotros, hemos organizado para todos y pensando en todos, capitaneados por el excelente equipo del Ayuntamiento que trabaja en coordinación con todos los colectivos que nos representan. Sois vosotros los que nos obligáis a luchar por conseguir la igualdad, los que nos ponéis las piedras en el camino, los que nos lo hacéis todo cuesta arriba. ¡Ya está bien!

Por eso, desde todos los rincones del mundo, las personas a las que nos metéis en el saco de la discapacidad nos unimos esta jornada, para que os deis cuenta de que no hay mayor barrera que la que nos ponemos unos a otros. «Las personas con discapacidad luchamos para que desaparezcan esos apellidos tan desagradables, discriminatorios y degradantes que nos ponéis. Ni retrasados ni disminuidos ni discapacitados. Somos personas, como tú, como todos. Somos exactamente igual que tú, porque nosotros tenemos unas limitaciones y vosotros tenéis otras. El problema está en que vosotros construís un mundo sin contar y sin pensar en nosotros. Esa es vuestra discapacidad», reza parte del manifiesto que se ha leído para celebrar esta jornada en Cartagena, donde la alcaldesa ha reclamado que nosotros estemos en el centro de las decisiones. Nos basta con estar, aunque no sea en el centro.