No puedes contar una historia mientras corres. Como mucho, si eres hábil y te gustan los malabares, puedes correr y atarte las zapatillas al mismo tiempo; pero la vida, mientras la vives, no da como para pararse a contarla. Tampoco se debe dejar una historia sin contar, porque el rastro de los acontecimientos permanece en la memoria apenas unos instantes antes de ceder frente a la corriente del presente. Por eso, hay un momento en el que es necesario detener la carrera, tomar aire y cuidar el recuerdo de lo que dejamos atrás, recopilando las vivencias compartidas y las experiencias comunes para que cobren sentido al ser narradas. Además, la vida personal y social está llena de ciclos que terminan y comienzan en un continuo infinito de principios y finales. Nos tocará vivir algunos de estos ciclos en primera persona y formarán parte de nuestra biografía; otros, en cambio, los viviremos a través de actos y palabras que no son nuestros, con las que nos sentiremos más o menos identificados, pero que nos ayudarán a dar sentido a nuestra experiencia. 

Esto es para mí Con Todo, De los años veloces al futuro (Editorial Planeta), el libro que acaba de publicar Íñigo Errejón, una crónica colectiva de un ciclo histórico y político escrita en primera persona por uno de sus principales protagonistas: alguien que ha tenido el coraje y la generosidad de representar con su nombre y en su piel todo un proyecto colectivo. Una historia que no por esperada resulta menos oportuna.

El libro está estructurado en cuatro bloques que despliegan en paralelo el proceso de madurez personal de Errejón y la historia política de nuestro país a lo largo de la última década y media. Desde sus años de conformación política juvenil y libertaria en los barrios y calles de Madrid, su paso por la Complutense, las estancias de investigación en Bolivia, Argentina y todas aquellas lecturas y experiencias que cristalizaron en su tesis doctoral, ese laboratorio de ideas que vió la luz mientras las plazas de nuestro país se llenaban de gente el 15M. Su labor como asesor político en las generales de 2011 y el surgimiento, casi imprevisto, de la hipótesis Podemos que rompió todas las previsiones en las europeas de 2014 y cuyo entusiasmo arrastró a más de cinco millones de españoles y españolas a las urnas en las elecciones de 2015. Un entusiasmo imposible de sostener tras el fracaso de las negociaciones para la conformación del Gobierno de España en 2016 y una repetición electoral, esta vez de la mano de IU, que se dejó por el camino un millón de votos evidenciando que en política dos más dos no siempre son cuatro. 

Repliegue de las ideas

A partir de ahí, el destierro de la imaginación y un repliegue en las ideas que devolvía a todo un movimiento político a las trincheras ideológicas previas al 15M, seguido por un cierre de filas orgánico y una burocratización del partido en Vistalegre II que lo dejó sin apenas aliento de vida a las puertas del descalabro electoral del 2019. Solo la crítica creación de Más Madrid logrará mantener viva una pequeña llama de la esperanza en un contexto de reflujo reaccionario. Repetición electoral y de nuevo el bloqueo, otra vez la imposibilidad de conformar un Gobierno progresista en España, de nuevo la carretera, el lanzamiento de Más País, nuevas alianzas y una vuelta al Congreso que supo inicialmente a derrota pero que, sin saberlo, inauguró un nuevo ciclo político en un mundo post covid en el que el Íñigo más militante está logrando politizar las nuevas preocupaciones de época: la ola verde, el cambio climático, la salud mental, etc. Un nuevo principio, pero esta vez, como dice, no de épica y confrontación sino de siembra de ideas de futuro. 

Os invito a adentraros en este texto de ritmo vertiginoso que te obliga a pasar páginas a la misma velocidad del relato, evidenciando la celeridad, honestidad y transparencia con la que su autor piensa y vive la política y la vida. A lo largo de sus 375 páginas he vibrado, me he reído, me he cabreado y me he sentido triste y, a partir de los seis excursos sobre la democracia y la libertad, las ideas de hegemonía, pueblo y patria, la transversalidad y el Green New Deal, me he parado a (re)pensar con más tiempo y profundidad muchas de las hipótesis que en la vorágine de la acción quedaron esbozadas en la forma del compromiso militante, la bandera y la ilusión. El texto me ha ofrecido una imagen de la historia reciente de nuestro país que, personalmente, hace que me sienta aún más orgulloso, si cabe, de las decisiones tomadas.

Y como lo cortés no quita lo valiente, también os digo que si algún lector busca en estas páginas cualquier tipo de recriminación o pretensión de saldar cuentas pendientes que desista en el intento. No lo va a encontrar. Por el contrario, es posible que se sorprenda por la franqueza con la que se recogen aciertos y errores, propios y ajenos, siempre con mirada ecuánime y un profundo sentido de respeto por el que piensa diferente, aunque se equivoque. Algo de lo que carece la política en nuestro país y tanta falta hace. Disfrútenlo.