Comenzó el curso escolar en la región. Aproximadamente, 280.000 alumnos se van incorporando a sus aulas entre unas medidas sanitarias que ya dieron resultado el curso anterior. Pero si es de esperar que ese buen resultado continúe este curso también, nos tememos que la no renovación de los contratos de 1500 profesores, de lo que se dio en llamar ‘docentes de refuerzo Covid’, que impartieron sus enseñanzas en los colegios de la región el pasado curso, hará que se resienta la calidad de la misma, porque Murcia es una de la regiones en las que, al parecer, no se respeta la ratio de alumnos por aula, que no es otra cosa que la proporción adecuada del número de alumnos en cada clase que haga posible una enseñanza de éxito: El número máximo de alumnos por aula está establecido en 25 en la educación primaria y en 30 en la educación secundaria obligatoria, y es aplicable tanto a los centros públicos como a los privados concertados.

Pero si el debut de la consejera de Educacación y Cultura del Gobierno de la Región de Murcia, María Isabel Campuzano Martínez, ya fue ‘prometedor’ con la publicación de aquella ‘estrambótica’ carta llena de faltas de ortografía en la que explicaba cuáles eran sus planes como responsable del área en el Ejecutivo murciano, con negación incluida sobre las bondades de la vacuna contra el Covid y su pretensión de hacer realidad eso que Vox llama pin parental (es difícil olvidar de dónde se viene), no lo es menos su intervención en la inauguración del curso hace unos días, cuando aseveró que la Región tenía algunas de las mejores ratios de España. Y, claro, si según ella eso es así, pues es normal que piense y manifieste eso de quitar aulas y cerrar centros, haciendo oídos sordos a las peticiones, en absoluto descabelladas, del secretario general de Enseñanza de CC OO, Nacho Tornel, que ha pedido recuperar a los 1.500 profesores e incluirlos de manera permanente en la plantilla, así como una reversión de los recortes sufridos desde la crisis de 2012 y una apuesta por las oposiciones al cuerpo de maestros con otras 1.500 plazas para bajar las altas tasas de temporalidad.

Por cierto, otra petición de este sindicato, que cualquier persona con sentido común ha de apoyar es que la Consejería determine una agenda y un plan de trabajo para tratar con ellos aspectos como el destino de la financiación extra del Gobierno central o la necesidad de consolidar la plantilla, porque, como apunta Tornel, se está sufriendo «descapitalización del sistema educativo en la Comunidad a través de un desvío continuo de recursos económicos hacia la empresa privada, que es, al mismo tiempo, un proceso de descapitalización cultural que sufrirán los jóvenes de cara a su futuro».

Al parecer, la señora consejera olvida o desconoce que aunque la tasa de abandono educativo temprano bajó en el 2020 en la Región de Murcia en 3,9 puntos, lo cierto es que podemos presumir poco de esto si tenemos en cuenta que aun con esa bajada, esta Región cuenta con un dato muy preocupante de abandono escolar, ya que se sitúa en un 18,7%.

A veces, tristemente, tenemos la impresión de que, algunos políticos, nos toman por tontos. O eso, o viven en una burbuja que les impide ver la realidad, lo que es peor aún, porque nadie que viva fuera de ella podrá tomar decisiones coherentes; las que toda sociedad a la que dicen servir, necesita. Y la educación en Murcia necesita al frente de ella a alguien no sectario, no dogmático, y con más conocimientos sobre sistemas educativos que los mostrados por la máxima responsable de dicho departamento. Porque ya no es lo que no hace; es lo que dice cada vez que tiene ocasión.