El Partido Popular ha cerrado en falso una Convención que ha parecido diseñada para cargarse al actual presidente, Pablo Casado. Una semana que se preveía un paseo triunfal por media España (Santiago, Valladolid, Madrid, Sevilla, Cartagena y Valencia), y que se convirtió en un autentico vía crucis para sus intereses.

No solo ha sido una convención llena de errores, con un nivel internacional de apoyo preocupante, sino que terminó en el que fue ‘coliseum’ y símbolo de la corrupción popular: La Plaza de Toros de Valencia.

Fue un error traer a Nicolás Sarkozy, a Alejo Vidal Cuadras, que Aznar ridiculizara al presidente mexicano, darle la palabra para hablar de política al gran escritor Vargas Llosa, pero, sobre todo, ha sido un gravísimo error, que todo el mensaje de apoyo a Casado pendiera de la condescendencia de un personaje como la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

Da igual las meteduras de pata que esta mujer hace cada vez que alguien le pone un micrófono para una parte de la sociedad española. Ayuso tiene bula, no papal precisamente, sino social. No importa que demuestre día sí y día también su escaso y a veces preocupante nivel intelectual, mientras crece su aura como defensora de la libertad frente al Gobierno de España.

Pero quien debería estar preocupado es sin duda el futuro candidato del partido popular a la presidencia del Gobierno de España, ya que la líder madrileña le ha concedido el último tiro de gracia: o gana las elecciones con el apoyo de Vox, o ‘muere’ políticamente.

Y cuando un liderazgo pende de la ‘autorización’ de terceras personas, es un liderazgo con pies de barro, sustentado en la desconfianza. Ayuso (Aznar), hablando en términos futbolísticos, le ha concedido una prórroga al tándem Casado/Egea.

Ni Feijoó ni Juanma Moreno ni ningún presidente autonómico ha pintado nada en esta patética Convención, Ayuso marcó la agenda desde EE UU, donde volvió a demostrar que es única metiéndose en charcos que desconoce y de los que apenas sabe, pero no contenta con hacer el ridículo por esas Américas de dios, aterriza en Valencia al grito en la puerta de «presidenta, presidenta», y como su gran mentor, José María Aznar, indulta a Casado dándole otra y última oportunidad. ¿Es o no un cierre en falso la Convención Popular?