A ver si la columna de humo del volcán de La Palma nos fastidia el único vuelo que sale de Corvera, ya que se prevé que entre a la península por nuestra Región, que ya es casualidad. Anda que no hay puertas por todo el Mediterráneo e, incluso, por el Atlántico y, al contrario que el resto de turistas, va a elegir Murcia para comenzar su periplo por la piel de toro. Como diría aquella, será por nuestros atractivos, aunque adolezcan tanto de inversiones públicas y privadas como para competir con el resto de destinos playeros.

Caprichoso e igual buscando complementar el desastre del Mar Menor, el dichoso Cumbre Vieja no habrá encontrado mejor destino para ensombrecer aún más nuestra recalentada existencia. Repleta de humo como las promesas para solucionar unos problemas que se solidifican por la inacción o una lentitud de tal calibre que se asimila con la velocidad del magma que, a la hora del telediario, llega hasta nuestro sofá.

Fumando esperaremos sino al canario sí a los que explosionan cada día a favor de la Inquisición. Oigo que ha empezado la caza de brujas y me pongo a temblar pues si hay una reserva espiritual de Occidente tengo claro donde estaría el cráter o el origen de los Santos Oficios, haya o no vuelos.

Ya estoy viendo el tribunal inquisidor con los más altos mandatarios de nuestras autoridades eclesiásticas y agroalimentarias al frente.

Mientras en Europa se inventaba la imprenta, aquí en nuestra España la Inquisición escribía las más negras páginas de la historia. Tanto o más tóxica que la lava que lanzan por su boca los energúmenos que desean resucitarla, estén o no en excedencia.

Quedo dicho que yo prefiero la hoguera. Al fin y al cabo, una combustión más en esta bendita tierra tampoco se va a notar en los medidores de CO2.

Y nada de poco hecho.