Toda la clase política regional se ha agarrado al barco del cortoplacismo, todas sus intervenciones, decisiones y propuestas están enmarcadas en clave electoral, nadie se atreve a plantear la única pregunta que nos interesa como sociedad: ¿Cuál es el futuro de la Región de Murcia?

Quizás la sociedad murciana es la principal culpable, y tenemos simplemente lo que nos merecemos, pero sería necesario que algún político planteara políticas públicas para afrontar la próxima década.

¿Cuál es nuestra política industrial o turística? Ninguna

¿Cuáles serán los sectores estratégicos a partir del año 2030? Una región de servicios de calidad media / baja.

¿Alguien cree que la agricultura en el medio plazo podrá competir en un mercado globalizado, donde las grandes cadenas de distribución decidirán qué se planta, dónde se planta y quién lo vende?

¿Qué modelo o protocolo tenemos para luchar contra la emergencia climática? ¿llorar?

Va siendo hora de que la sociedad civil comience a tomar las riendas de una Región sin futuro, donde la Universidad, ay, la Universidad, en vez de tirar cohetes para recibir al ex alcalde Cámara o ponerse los rectores medallas entre ellos, asumiera un liderazgo ideológico al que hace tiempo renunció, a cambio de convertirla en minicortijos donde el amiguismo y las redes clientelares y familiares disfrutan de privilegios que jamás hubieran soñado, mientras alumnos y más alumnos llenan sus bolsillos con másteres y cursos que se han convertido en una auténtico mercado persa.

Ahora recuerdo aquellas multitudinarias manifestaciones por Europa, cuando los estudiantes avisaban y alertaban acerca de que el nuevo modelo universitario (Bolonia), terminaría siendo un ‘sacacuartos’, y la comunidad universitaria se sentía ofendida.

Aún estamos a tiempo de cambiar las cosas, de que nuestro futuro lo decidamos entre todos, no entre unos pocos, pero para eso es más necesario que nunca que nos pongan sobre la mesa la Región del Murcia que proponen, no para las próximas elecciones, sino para el año 2030.

¿Qué alternativa real existe ante la interminables colas y contaminación que cada día se sufre en el nudo de Espinardo? ¿Qué modelo de movilidad se propone para que la Arrixaca no siga cada mañana colapsada, donde la gente no solo pierde tiempo sino que la contaminación es ya uno de los principales problemas de salud en la ciudadanía?

¿Alguien en el Ayuntamiento ha pensado en fletar cada diez minutos autobuses directos desde el Jardín de Floridablanca a la Arrixaca para que los profesionales, estudiantes y usuarios no tengan que ir en su coche particular, con el consiguiente gasto de tiempo y contaminación que supone? Eso sí, el tranvía a los centros comerciales sigue lleno de asientos libres.

No existe la más mínima movilización social, la última que hubo, Plataforma Pro Soterramiento, demostró de lo que una sociedad es capaz de hacer cuando todos reman en una misma dirección con el interés general como única bandera.

Si no queremos convertirnos en una Región de servicios, con cientos de miles de jubilados paseando por nuestras calles y playas, con una industria de valor añadido abandonando este rincón del sureste español, donde sigamos llevando fruta y verdura a los supermercados y mercados de Europa a costa de trabajos precarios y temporales, habría que empezar a pensar en grande, a poner las luces largas y dejarnos las linternas, sobre todo las que llevan una luz roja intermitente como anunciando: Región en peligro de extinción.