Si te asustan los temas relacionados con la justicia, no quieras saber cómo es la justicia aplicada a las comunidades de propietarios, en las que sólo se puede avanzar con reuniones, acuerdos, mayorías... Si eso aún no te ha dado miedo, espera a saber qué pasa cuando el vecino incumplidor, además, es un chulo prepotente.

Yo creo que Stephen King podría sacar una novela de terror, o de suspense, y le quedaría una gran obra. El caso del propietario escurridizo, o Cómo echarle morro y no pagar un duro, podría titularse.

Resulta que una comunidad (no es la de Álex de la Iglesia, pero una comunidad de propietarios, al fin y al cabo) acuerda acometer unas obras, que son necesarias según la legislación de accesibilidad, y no hay tutía a oponerse.

El hombre, ni se molesta a acudir a las juntas, ni a delegar voto, ni a ninguna minucia relacionada con los rollos de la comunidad.

Bien, pasado el plazo para discutir el asunto, con las cuentas ya hechas, de a cuánto toca cada vecino, entonces envía un mail a modo de impugnación del acuerdo. La administradora duda entre imprimir el mail en un folio y ponerlo directamente en el váter, no precisamente para leerlo, o eliminarlo directamente de la bandeja de entrada, y ni caso. Pero se arma de paciencia, y amablemente le contesta que las obras son necesarias, que patatín patatán, que el acuerdo es por unanimidad de los presentes, que tuvo posibilidad de acudir a la junta y de impugnar el acuerdo, pero que ahora ya es firme, y que su cuota es tanto. Que si quiere fraccionarlo por derrama o prefiere a tocateja.

No sé si te he mencionado que el hombre en cuestión se presenta a sí mismo como Abogado. De apellido, Tevoyaempapelar. Conocido por el apelativo de no vais a ver un duro.

Es curioso, pero no conozco personalmente a ningún compañero que sea una reconocida mala persona. Los antiguos compañeros de clase o los letrados con los que coincido en asuntos, si bien cada uno defendiendo lo nuestro, son personas honradas. Sufridores de una profesión poco valorada, pero humanamente necesaria. Dedicados a resolver problemas o a sobrellevarlos como se pueda, si no tienen arreglo.

Desgraciadamente unos llevan la fama y otros cardan la lana. También están los abogados sin escrúpulos, como el de este caso. Como las brujas, haberlos haylos.

Después de varios tiras y aflojas, llega el expediente al abogado de la comunidad, que le pone la oportuna demanda. Abogado Tevoyaempapelar sabe que, si no contesta, se estima la demanda íntegra, con costas. Pero que, si se opone, con lo que más rabia le dé, se seguirá la Ley de Enjuiciamiento Civil. Y que el asunto, ventilado como juicio ordinario requerirá, no sólo de celebración de Vista, sino que previamente habrá Audiencia Previa.

Échale un año y medio tranquilamente, durante el cual, espera fumándose un puro, mientras la comunidad acomete las obras sin su contribución. Mil y pico euros de nada.

Llega el momento de la sentencia, obviamente condenatoria y con costas para Abogado Tevoyaempapelar, estimando íntegramente las pretensiones de la comunidad: Las obras hay que hacerlas, y él tiene que pagar su parte.

Sin despeinarse, recurre ante la Audiencia. Por suerte en este caso no hay vista, sólo hay que esperar el tiempo que tarde el asunto en turnarse. Otro año de espera para obtener nuevamente sentencia condenatoria del susodicho, de nuevo con costas.

Y entonces llega la traca. Abogado Tevoyaempapelar conoce todas las trampas. Así que, agotada la vía judicial, se dedica a impugnar las costas a las que le habían condenado, en primera y en segunda instancia.

Si dos años y medio de espera para que se dicte sentencia firme te parece mucho, imagínate qué es esperar tres años para recuperar las costas.

¿Cómo termina la novela? Pues Abogado Tevoyaempapelar sigue sin pagar su cuota para acometer las obras ni las costas del juicio, y está todavía riéndose. Y la comunidad, harta de que la justicia sea para el ladrón, se resigna a bajarse del tren de la ley, porque si quiere cobrar algo, ahora tendrá que iniciar la vía ejecutiva y esperar un regate tras otro. ¿No te parece una injusticia?