Al acabar las vacaciones estivales dejamos, como antes hicieron otros, los lugares de veraneo, playas, montaña o pueblos, dirigiéndonos a esta ciudad que, hasta no hace tanto tiempo, se encontraba visible y definidamente rodeada de su huerta, aquella huerta que también fue la inspiración de nuestros pintores por su hermoso paisaje.

El cuento de la lechera (Antonio Gil Montejano) L.O.

 Cuento de la lechera - Antonio Gil Montejano

Tiene nuestra primera obra, obrita por tamaño, dos curiosidades. La primera el formato, pues se trata de una pintura destinada a ocupar el país de un abanico, aunque nunca llegara a ser este su uso a tenor de la falta de dobleces. La segunda, el haber resumido en una secuencia de imágenes el reconocible, por tradicional, moralista y popular Cuento de la lechera. 

Antonio Gil Montejano (Murcia, 1849 - Madrid, c.1913), pintor murciano cuya trayectoria artística se desarrollará fundamentalmente en Madrid, ubica la fábula en la huerta más próxima a la ciudad de Murcia. Para que no haya dudas nos muestra el singular perfil de la torre catedralicia sobresaliendo en el horizonte urbano, donde una soñadora huertanica ha tropezado derramando el cántaro de leche con el que se esfuman todas sus fantasías de prosperidad. Quizás el sembrado de calabazas junto al camino sea también un símbolo de esas aspiraciones perdidas. 

En resumen, todo un alarde de síntesis narrativa visual, junto a una composición equilibrada y un dibujo exquisito. Una pequeña pero deliciosa joya.

Rincón de la huerta murciana L.O.

 Rincón de la huerta murciana - Alejandro Séiquer

Los orígenes artísticos de Alejandro Seiquer y López (Murcia, 1851 - 1921) están ligados a la temática del paisaje, influencia de su maestro, el gran paisajista Carlos de Haes. 

Aunque con posterioridad alcanza el éxito y el reconocimiento por su pintura animalista, nunca dejará de realizar estas composiciones, en las que destacan frondosos árboles, que siempre gustaba de pintar en recónditos parajes de la huerta. 

Este óleo sobre tabla, de muy pequeño formato, puede que fuera un apunte rápido del natural, preparatorio para otra obra de mayor tamaño; apenas unas manchas de color donde se atrapa un instante de luces y sombras. Me gusta imaginar a don Alejandro, con sus artes de pintar en ristre, recorriendo veredas y carriles en pos de descubrir ese rincón sugerente, inspirador.

La anécdota: la figura de huertana, diminuta miniatura en la que se distingue su rica indumentaria, que parece posar para el autor como si de una instantánea fotográfica se tratara.

La huerta L.O.

La huerta desde las proximidades de Santo Ángel - Juan Bonafé

La Alberca es el hogar de referencia de Juan Bonafé Bourguignon (Lima, 1901-Las Palmas de Gran Canaria, 1969), en la casa de sus abuelos maternos es donde encuentra la paz y el refugio ansiado en su azarosa vida.  Enamorado de estos paisajes, gusta Bonafé de salir a su búsqueda, recorriendo los caminos para plasmarlos en el lienzo con esa luminosidad aprendida de su maestro, Sorolla, en una pintura ligera, sin excesivos empastes, pero con los matices precisos para recrear ambiente y perspectiva. 

Es 1961, el anterior año ha sido nuestro pintor galardonado en Murcia con el premio Villacis y permanece durante un tiempo viviendo entre nosotros, cuando capta esta panorámica desde las proximidades de la carretera de Santa Catalina, camino de Santo Ángel; una perspectiva de ese ‘roalico’ de huerta, con la sierra de la Fuensanta como telón de fondo, para la posteridad, pues es algo que ya jamás podremos volver a ver.

Con este regreso a la ciudad a través de su huerta acaba, al menos por el momento, el recorrido por algunas piezas poco conocidas de distintas colecciones privadas. Si en algo he contribuido al disfrute de sus vacaciones, el mérito siempre habrá sido de nuestros artistas y su precioso legado.