«¿Por qué están en crisis los socialismos y los comunismos europeos? Porque sus motores son demasiado viejos. Hay que encontrar formas nuevas para una situación nueva en la que las técnicas, los poderes y las expectativas se han transformado lentamente». Jean-Luc Nancy, filósofo.

No se puede mirar sino con nostalgia los tiempos heroicos de la socialdemocracia de Olof Palme, Willy Brandt, François Mitterrand, Mario Soares o Felipe González. Por su parte el comunismo fue una pesadilla prácticamente desde su origen soviético y una flor efímera en su variante euro. Aquí, el socialismo demediado se manifiesta en los esfuerzos entre titánicos y patéticos de Pedro Sánchez por mantenerse en el poder como un funambulista en la cuerda floja. Aunque sigue más vigente que nunca la lucha por menguar la brecha creciente entre ricos y pobres, el viejo socialismo no convence ni a los que dice defender. Lo viejo está decadente y lo nuevo no acaba de nacer.