Se lo dicen a López Miras, presidente de la Comunidad murciana, por activa y por pasiva, a ver si se entera: la especulación urbanística con un afán desorbitado y los vertidos contaminantes, excesivos, de una agricultura intensiva de alto impacto están matando el Mar Menor.

Es competencia, obligación, del Gobierno regional terminar con esos vertidos, muchos ilegales, de miles de toneladas de nitrógeno y fósforo al año en la laguna salada. Y los ayuntamientos de Cartagena y San Javier son los encargados administrativamente de la limpieza de algas y lodos. Y eso no valdrá para nada: si no cesan los vertidos todas las medidas adyacentes no tendrán valor alguno. Pero nos tememos (ya lo sabemos) que no se están realizando las inspecciones necesarias ni imponiendo las sanciones respectivas, porque no es una prioridad para el Gobierno del PP.

La ONG Greenpeace asegura en un informe que el aporte de agua al Campo de Cartagena ha sido la causa de la muerte de la mayor laguna salada de Europa. El trasvase Tajo-Segura estaría en el origen de la catástrofe del Mar Menor. Greenpeace defiende que la solución ambiental para la laguna pasa por un ‘trasvase cero’; esto es, reducir el volumen de agua aplicada al sistema y extraer la que ya hay en el acuífero para que el flujo subterráneo a la laguna sea prácticamente nulo.

Hace una semana la costa comprendida entre la Playa de Los Alemanes y el Canal de Marchamalo ha recibido una oleada de cientos de miles de peces y crustáceos que ha superado toda la mortalidad de los días anteriores en las orillas del Mar Menor. Pero hace pocos días en le norte de la Manga por la zona de la Veneziola también.

Con la muerte de cientos de miles de peces y plantas que poblaban sus aguas, resulta ser la apoteosis final de una agresión múltiple donde la Dana del 2019 solo ha agravado la situación (vendrán dos o tres Dana más dentro de poco, mucho más virulentas por el excesivo calentamiento del mar en este verano). Porque aquí siempre hemos tenido un Gobierno regional impulsor de un modelo insostenible. Habría que añadir más culpables, incluidas las gentes que por pasiva o por activa votan a políticos tan incompetentes.

Y pululan cientos de éstos en prensa escrita y digital sobre cómo salvar el Mar Menor, pero nada de nada se realiza. Y es que el PP, nacional y autonómico, el principal partido que gobierna y que facilitó el desastre actual, solo habla con la boca chica. Y eso lo hace para que los votantes que rodean a la laguna del Menor no se acaben marchando a Vox, si es que ya no lo han hecho.

El señor López Miras, patrón pepero de Murcia, ahora dice que él lo va arreglar todo. Por Dios, no, señor Miras, estese quieto como hasta ahora. Y recuerde que el PP gobierna esta Región desde hace más de veinticinco años y con mayorías absolutas y lo único que ha hecho ha sido enfangar la laguna y arruinar el turismo ‘manguero’.

Y con perdón para los o las que se ofendan, ese odiosa leyenda urbana de ‘cara o culo’ viene aquí a cuento, muy a cuento ¿Usted qué quiere, señor Miras? ¿Economía insostenible con una agricultura salvaje o economía sostenible con un turismo de calidad mínima al menos?

Que dejen de acusarse mutuamente de la inacción. Ahora parece que quiere llegar a algún acuerdo. Parece que la propuesta de la ministra Ribera de formar un corredor (un filtro) verde con fincas agrícolas compradas es una buena idea. Veremos; bien sea, pero me temo que se pondrán chinitas en el camino. Eso sí, si el Gobierno de la Región de Murcia no quiere o no sabe actuar contra el ecocidio del Mar Menor, lo tendrá que hacer el Gobierno de España ya, urgentemente.

Casi un 90% de la vegetación marina desaparecida en los últimos años y miles de peces y especies muertas cada día. Hay que detener este crimen medioambiental.

Para más inri, el presidente murciano (con sus ‘excelentes asesores’) quiere dragar la gola de Marchamalo. Dragar golas supondría, entre muchas otras cosas, un cambio drástico en la salinidad característica del Mar Menor. Ir en contra del criterio científico es una temeridad que solo un ejecutivo irresponsable con su tierra como él haría. El ministerio para la Transición Ecológica y científicos se niegan a ello rotundamente.

Cansados de esta inoperancia y del atroz atrevimiento de López Miras, los ecologistas de Murcia le denunciarán si el presidente murciano mete la pala en la gola de La Manga. La organización Ecologistas en Acción pedirá a la Fiscalía el freno al dragado y el precinto de la maquinaria.

Y luego, algunos empresarios, políticos y gente sin cerrazón critican a periodistas o a científicos y a colectivos ecologistas que exponen la cruda realidad del Menor y sus aledaños. Como si la ‘culpa’ fuera de éstos. Y es que cada vez que defienden el medio ambiente (y eso afecta directamente a los bolsillos de algunos) se desencadenan los insultos contra ellos. Que si son unos perroflautas, comeflores, antisistema, radicales izquierdistas...; todo vale con tal de tirar por tierra sus denuncias y continuar lucrándose a costa del planeta.

En la Comunidad murciana los ecologistas venían alertando de esto desde finales de los 90 y ningún Gobierno regional pepero les hizo caso; les ningunearon.

A algunos políticos y empresarios tendríamos que enviarlos, por ejemplo, a la isla del Ciervo o a la de Rondella. Y que de allí no saliesen, que estuviesen un largo tiempo, encerrados, hasta que aprendan algo de gestión sobre la biodiversidad, ecología, economía, turismo y agricultura sostenibles.