La Reina de Inglaterra, Isabel II la Eterna, y el Rey de Holanda, Guillermo Alejandro, deberían reunirse en la ONU, y ante la Asamblea General en pleno, pedir perdón a España por haber inventado explotado y difundido la Leyenda Negra contra la Historia de nuestro país. La envidia total y absoluta que cogieron contra la expansión universal española, a partir de 1492, les llevó a urdir esa injuriosa, infame y proterva Leyenda Negra. Incluso gran parte de la izquierda española la asume en su ADN.

Estudien Historia, señores. Aprendan cómo el hijo de Hernán Cortés y Malinche fue héroe de guerra en la Alpujarras con Don Juan de Austria, y que también estuvo en Mülhberg con el Emperador, sí, cuando lo que conmemora el famoso cuadro de Tiziano. Lo mismo que un nieto del último inca. La Inquisición española, que es un invento francés, mató menos personas que en Alemania entera por la quema de brujas. La fundación de ciudades, hospitales y universidades desde Alaska a la Tierra del Fuego fue incesante y masiva. Y vaya a Cádiz a sentir el puro y sano orgullo de ver todas las lápidas conmemorativas de los ciudadanos de medio mundo que venían a estar representados en la Cortes de 1812.

Impensable, que gente de la India o de África oriental acudieran Westminster a decir nada. Inglaterra y Holanda fundaron colonias, no Imperio. España fue imperial, no imperialista. ¿Saben que a los aborígenes australianos los ingleses no los consideraron personas, sino una especie de canguros más? Exterminarlos no les supuso mayor cargo de conciencia que a nosotros echarle venenito a las cucarachas. ¿Saben que la Conquista del Oeste se debía llamar exterminio de los amerindios españoles desde Río Grande hasta la raya de Canadá? Jerónimo, que aprendió el catecismo como cualquier español mayor de 60 años, hoy en España, llevaba siempre un rosario encima, y exigía a los yanquis negociar en español, el idioma más universalizado de entonces. Los amerindios son el 1% de la población norteamericana, sus primos en Sudamérica constituyen el 90 % de las almas del subcontinente. ¿Cuánto le queda a un sioux para ser presidente USA? En Hispanoamérica ya ha habido cinco o seis. Averigüen los inventos de Jerónimo de Ayanz, enterrado en la Catedral de Murcia: el vapor, el aire acondicionado y el submarino ya los diseñó él. Isaac Peral, Torres Quevedo, Juan de la Cierva y otros más fueron españoles. No sólo hubo ciencia anglosajona.

Un día de éstos se debía de haber celebrado el 500 aniversario de la mal llamada Conquista de México. En realidad fue la guerra de liberación de la dictadura caníbal de los aztecas, de los pueblos que circundaban a dicha etnia. Eso sí, fue liderada por Hernán Cortés y un puñado de oficiales españoles. Lo mismo sucedió con los Incas en el centro de Sudamérica.

La torpemente llamada Independencia de las repúblicas sudamericanas, en realidad fue la desmembración de la unidad española de la Corona en el subcontinente, para mayor gloria inglesa, a donde fueron a para todos los caudales públicos de los virreinatos. Los Estados Unidos del norte, frente a los desunidos, y por consiguiente pobres, del sur.

Léanlo todo en Madre Patria, de Marcelo Gullo, un italo-argentino, historiador verdaderamente independiente, serio y riguroso.