Será en el mismo escenario, pero con protagonistas diferentes. El restaurante Rosarito, que ya acogió la cena de pedáneos en la que el exalcalde Miguel Ángel Cámara fue el protagonista, dará techo y comida a los comensales que se junten el miércoles 8 de septiembre para dar el pistoletazo de salida al nuevo curso político del Grupo Popular en el ayuntamiento de Murcia, una temporada que se antoja crucial para un partido que ha sido desalojado con una moción de censura y que espera que el derrocado, José Ballesta, anuncie que será de nuevo candidato en las elecciones de 2023 (sería su tercera vez).

La convocatoria está siendo enviada desde el núcleo duro del Grupo Popular y se espera con ansiedad la confirmación de nombres. Está por ver si los de Ballesta tienen el mismo músculo que Cámara, que fue capaz de congregar en torno a su mesa a alcaldes pedáneos, exconcejales, directores generales, altos cargos del partido e incluso se dejó una silla para el presidente regional del PP y jefe del Ejecutivo murciano, Fernando López Miras, que no pudo asistir por un problema familiar (esa fue la versión oficial, pero la realidad es que se dio la vuelta cuando le dijeron que no asistiría la que pudiera ser su oponente: Patricia Fernández, alcaldesa de Archena).

Está claro que el tirón del que fuera alcalde durante veinte años sigue siendo potente y que el exalcalde Ballesta no cuenta con el mismo predicamento que su antecesor en las pedanías, unos feudos muy particulares donde la política se vive desde la emotividad y la cercanía vecinal, aunque en los últimos tiempos parece que el actual líder local en el Ayuntamiento está haciendo sus pinitos para acercarse a esos territorios.

Milagro que ha obrado la moción de censura triunfadora de socialistas y naranjas, que han provocado esa atención hacia unas zonas que siguen ganando población y que complican cada día la gestión municipal. Ese detalle puede que anime a los de pedanías a inscribirse en la cena convocada de apertura del curso político, una entelequia que para los que se dedican a la política tiene otro significado más allá de verse las caras tras las vacaciones.

La interpretación en clave interna está clara. Es necesario mostrar los apoyos al actual líder local que, posiblemente, en esa fecha ya haya deshojado la margarita y haya decidido dar un paso al frente y volverse a presentar, un anuncio que podría hacer en el restaurante Rosarito si el aforo le es propicio.

En la sede regional del PP siguen expectantes y hay una facción que de puertas para adentro sigue pensando que el ‘no’ sería lo mejor y que el recambio se antoja positivo con figuras que siempre están en el tablero como Rebeca Pérez, la actual portavoz de los populares, hija de pedáneo y exconcejala de Cámara, de cuya mano llegó a la política, que tiene buena prensa en los distintos territorios que conforman el municipio.

La «tierna e incansable Rebeca» como la definió Ballesta en su discurso durante el pleno de la moción censura, cuenta con apoyos en el partido, donde ocupa el cargo de vicesecretaria de Política Territorial, aunque también tiene críticos por la oposición que están haciendo los populares en el ayuntamiento de Murcia, donde ella ejerce la portavocía.

La lista para inscribirse a la cena de Ballesta ya está abierta. Los que quieran asistir deberán darse prisa porque el aforo es reducido por el coronavirus. Las presencias y las ausencias serán miradas con lupa. ¿Quién irá del PP regional, qué pedáneos se presentarán, qué apoyos orgánicos tendrá esa cena? Conociendo al exalcalde y su troupe seguro que intentarán montar un buen sarao, muy al estilo popular. Por nadie pase.