De la raíz indoeuropea *pak- o *pag-, que significa ‘arreglar’ y ‘unir’, y de donde proviene ‘pegamento’, a través del verbo griego pêgnymi (fijar, clavar), y del latino pangere con el mismo significado, que da lugar a página (trozo de papiro que se une para formar un libro), derivan tanto ‘paz’ (pax), como ‘pacto’ (pactum), ‘pacificar’ o ‘apaciguar’ (pacare). Paciscor, por su parte, significa literalmente ‘hacer un trato’ y tiene que ver semánticamente con ‘acordar’, esto es, sintonizar los corazones, o, de forma más estricta, los ánimos, para confluir en el entendimiento preciso para alcanzar el trato amistoso (‘Entente cordial’, como se llamó al tratado de no agresión y regulación de la expansión colonial firmado por Reino Unido y Francia en abril de 1904 y ratificado en posteriores acuerdos) que aleja o elimina los motivos de querella y conflicto.

De la misma raíz proviene ‘impacto’, del latín impactus, con el que se hace referencia a un choque brusco y violento en el que hay además ensamblaje entre los objetos que colisionan, como ocurre con un proyectil, y que figuradamente tiene que ver con el efecto que produce en la opinión pública determinado acontecimiento de interés general por su magnitud (caso de las catástrofes, por ejemplo).

En el ámbito de la ecología se denomina ‘impacto ambiental’ a las consecuencias de factores como el cambio climático, y en el de la investigación el impacto es la relevancia de una publicación según el análisis estadístico de las referencias que a ella se hacen.