Sol Summer. Exterior día. Directo. Travelling retro en la playa de Mar del Plata. 

-¿Cómo están, mis solecitos? Hace un espléndido día para pasear con los pies por el agua, ya ven. Luzco un tanga amarillo con la concha marcadita, de la colección Aldo Ranks. No olviden echarse protector de piel SolarSol-5…  

Marisol daba las noticias del tiempo en un canal de televisión de Argentina. A los espectadores les daba igual si iba a llover o no, de hecho, a veces decía: «Puede ser que mañana llueva o no, yo preferiría que no». Todos se fijaban en su potente figura machacada en el gimnasio. Era famosa en las redes sociales de habla hispana por su agradable acento y por lucir su cuerpo cuando andaba lentamente con los tacones por el plató entre un mapa y otro, que le colocaban a la distancia justa para mover sus bellas piernas, mientras parecía romper las costuras de la mini falda. Tenía una gran audiencia mundial, aunque al señor de Móstoles le diera igual el tiempo en Argentina.

Además, tenía su canal en Internet. Por eso caminaba por la orilla de la playa. En su mano derecha, el bote de crema y el brazo izquierdo tapándose los generosos pechos.

-La pieza de Aldo Ranks que luzco hoy no tiene más complementos, por lo que van a perdonar ustedes, solecitos míos, que me tape los pechos con la mano. Un besito y hasta pronto.

Marisol se dio la vuelta y entró en el mar luciendo su hermoso trasero mientras se echaba crema en los pechos. Fin de la conexión.

Las influencers nacen como setas, donde menos te lo esperas hay una señorita que te dice lo que está comiendo, dónde compra su ropa o baila en la piscina con su música preferida; suelen poner morrito y echan besitos. Lo peor es, por ejemplo, cuando un influencers sabe de ‘una buena fuente’ que los virus no existen, o que no hay problema en follar sin condón.

Pero retrocedamos a 1927, cuando la bailarina americana Isadora Duncan muere en Niza, estrangulada por su fular al engancharse en la llanta de su coche descapotable, mientras echaba besos a los admiradores. Podemos ver el cuadro homenaje que realizó Tamara de Lempicka. Isadora influyó en su generación explorando las nuevas tecnologías de iluminación y utilizando su cuerpo como instrumento de expresión emocional. Marcó la tendencia de la danza moderna, inspirándose en la antigua Grecia con sus ropas vaporosas, sobre los pechos libres, sin corsé.

Si de besos hablamos, para conocer los más famosos del mundo retrocederemos al año 95 a.C. en Roma, cuando nace la patricia Claudia Metela, conocida por Lesbia; estudió griego y filosofía. Sus poesías no se conservan, pero se sabe que tuvo una gran influencia entre los senadores romanos. Cicerón la inmortalizó en sus escritos. Poseía una gran belleza y seguridad, una femme fatale de la época que cambió su nombre aristocrático a Clodia, la forma plebeya.

-Miles de besos me pide Catulo -le dijo Clodia a su amiga Lucrecia.

-Sigue enamorado de ti el joven poeta.

-Es un niñato, enfadado por mi rechazo.

-En el mercado no paran de hablar de ti… que si envenenaste a tu marido, que si bebes mucho, que si no te importa acostarte con hombres y con mujeres…

-¿Y qué? Déjalos, me harán famosa, ja, ja, ja.

En esos años remotos no existían los programas de famoseo, de cotilleo televisivo donde se quitan la piel; aunque seguro que su vocabulario habría sido más erudito que el actual. Clodia, Catulo y Cicerón, se tendrían que contentar en su tiempo, con no ser famosos más allá del Imperio romano.

El círculo geográfico se cierra en las montañas del monte Helicón, Grecia, en el año 700 a. C. El joven pastor Hesíodo recibió la visita de las nueve musas, hasta entonces desconocidas para los mortales. Cantaron, le insuflaron su don y le dieron una varita de laurel. Dijeron una frase que aún sigue de actualidad: «Sabemos contar mentiras que parecen verdades, y sabemos, cuando queremos, proclamar la verdad».

Marisol, en la playa de Mar de Plata, se tapaba los grandes pechos con las manos mientras sus admiradores le hacían fotos. Una joven se le acercó.

-Soy Calíope. Siempre estaré contigo, aunque por desgracia no puedo insuflarte inmortalidad -le dijo la musa de la belleza.

-Estás muy blanca, te recomiendo SolarSol-5.

-No necesito productos superficiales, lo mío es más de interior.

-Vale, cariño, un besito.