"La idea de meritocracia se utiliza para que un sistema social profundamente desigual parezca justo cuando no lo es", Jo Littler, profesora del departamento de Sociología de la Universidad de Londres

El debate sobre la meritocracia lo ha puesto en el candelero entre nosotros un cómico mediocre que, sin embargo -o quizás precisamente por eso-, goza de gran popularidad. La ideología meritocrática convierte en engreído y prepotente a quien ha triunfado, y en resentido a quien lo ha intentado sin éxito. Por otra parte, en nuestro país, donde el amiguismo es una de las más eficaces palancas de éxito, alardear de triunfar gracias al propio talento resulta un tanto grotesco. Y presumir del esfuerzo realizado, indolentes y hedonistas como somos, no suele resultar creíble.