Fuera de o además de. Ese es el significado del vocablo que da título a nuestro encuentro de hoy, aunque, en realidad, es una de esas palabras con múltiples acepciones, que copan un espacio considerable de nuestro diccionario de la RAE. Vamos, que se puede conjuntar con casi todo y lo mismo vale para un roto que para un descosío.

No es fruto de la casualidad que me haya decantado por detenerme hoy en este término. Se debe al hecho de que esta semana he recibido el programa de actividades extraescolares para el próximo curso. Hasta ahora pensaba que eran extraescolares porque tienen lugar fuera del horario escolar, pero empiezo a barajar que quizá ahora se llamen así porque necesitas una paga extra para hacerles frente. Para ser justos, a lo mejor deberíamos reflexionar, porque lo que de verdad tiene un valor extra es que pasemos más tiempo con nuestros hijos, en lugar de que los apuntemos a ser artistas o especialistas de nada.

Para extras las horas que está echando nuestra flamante alcaldesa, que no para en estas primeras semanas y que no se puede decir que no esté sudando la camiseta en este inicio de mandato. Está en todas partes y, si no fuera porque el don de la ubicuidad es imposible en el ser humano, juraría que hasta en dos sitios a la vez. ¡Quién sabe, a lo mejor es una condición extra que adquiere uno cuando se convierte en gobernante! Como siga a ese ritmo, va a necesitar un extra de energías para aguantarlo.

A quienes sí les vendrían bien no una sino mil extras es a los cubanos, que llevan siglos viviendo entre el miedo y la miseria, hasta que la situación de carencias de derechos, libertades, comida y medicamentos se ha extralimitado y ha estallado otra revolución. Su Gobierno ha decretado y ejecutado el apagón informativo en la isla, con la desconexión total de Internet. Ahora, a quienes vivimos en el mundo libre, nos toca decidir si queremos ser protagonistas de esta nueva crisis humanitaria, aminorada durante muchos años, o si preferimos tener un simple papel de extra.

Lo que ya no es ninguna primicia ni ninguna extra son los datos del coronavirus. Pese a los esfuerzos extras que hacen para vacunarnos a todos, las cifras de contagios siguen aumentando y muchos han optado por no gastarse la extra de verano en viajes y salidas. Aunque visto lo visto, menos mal que ha sido así, porque entre los impuestos, los sablazos en las facturas que nos esperarán tras el verano y lo que vamos a tener que reservar para las extraescolares, nos va a venir genial este extra de ahorro. Además, Europa ya ha dado el Ok a las multimillonarias ayudas para España y ya todo está resuelto con este plan Marshall en versión UE, que esta vez sí nos ha llegado. ¡Eso sí que es una extra!

Saben qué les digo, que me estoy haciendo mayor y que voy a pensar menos en las extras y a vivir cada día como si fuera una nueva oportunidad. No perderé el tiempo en preocupaciones extras y no desaprovecharé ni una sola ocasión para darme un chapuzón, disfrutar de un paseo al fresco de la brisa nocturna o de bailar o cantar como un enano en un concierto de nuestra Mar de Músicas. Vamos a vivir el verano y a no ahogarnos en nuestros vasos de agua. Porque en este juego de cada día nunca sabemos cuando se nos acaban las vidas extra. Y, al final, siempre aparece el game over.