Es posible que usted que está leyendo esta sección piense que al Itinerante le resulta fácil fotografiar edificios o paisajes, porque están en caminos o carreteras de paso. A veces es así, pero en otras es preciso organizar el viaje, estudiar los itinerarios, y consultar los mapas digitales o en papel.

Las sierras que discurren entre Águilas y Mazarrón albergan una enorme cantidad de caseríos, aceñas y molinos que le interesan mucho al Itinerante. Esto que aparece en la foto es lo que queda de dos molinos de los conocidos como de cubo. Es decir, se acopia el agua en una balsa que luego se conduce hacia una especie de tubo. Al caer produce la energía que mueve las piedras del molino.

Fue necesario preparar la visita. Para llegar al emplazamiento de estos artefactos hay que llegar hasta el poblado de Ramonete, tomar una carretera que poco a poco se va convirtiendo en camino de tierra. Y en un momento dado, cuando Gregorio, el coche, ya no puede avanzar, hay que tomar una senda de herradura (así se llaman los senderos que solo podían ser recorridos por caballerías en fila). Desde ese punto se puede invertir casi un cuarto de hora en llegar, lo que hace recomendable llevar buen calzado, un botellín de agua y un sombrero por si acaso.

Una vez allí, y tomadas las fotografías, el Itinerante se preguntó a quien se le ocurrió construir dos molinos enmedio de esas sierras. Pero mereció la pena.

Consejo: No intentar hacer este recorrido en verano.