No es fácil coger el bastón de mando del municipio más importante de la Región sin apenas experiencia política y después de que tu partido haya estado 26 años en la oposición. En pocos días, uno se da cuenta de que los milagros no existen y tampoco las pócimas mágicas. Todo es más prosaico de lo que pudiera contemplarse a simple vista y la realidad es aún más cruda de lo que uno pudiera imaginarse.

El alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, cumplió cien días el pasado sábado desde que triunfara la moción de censura presentada por PSOE, Cs y Podemos para desbancar al PP. En el tiempo transcurrido ya se ha dado cuenta de que sentarse en el sillón que antaño era de José Ballesta no es nada fácil. Al contrario, supone una dedicación al completo las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana. En política esos algo más de tres meses son el crédito que se le suele dar a los novatos para comenzar a exigirles resultados.

En el caso de Serrano la hoja de servicios del nuevo alcalde está plagada de contactos con vecinos que tenían cuentas pendientes con los populares y de asistencia a eventos en los que no para de repetir que él hace gestión ‘sin vender humo’, una concepción de la política sencilla aunque novedosa por la cantidad de anuncios que se hacen que acaban olvidados en los cajones o sin ser materializados al cien por cien. Y además ha asistido a cuantas manifestaciones públicas se han convocado a favor de trabajadores, colectivo LGTBI, etc., una participación novedosa de un alcalde.

El mandatario municipal se ha mostrado hasta ahora conciliador y poco criticón con sus adversarios que no paran de recordarle que todavía no ha hecho público su idea de municipio o su proyecto político para la capital. Es decir, cuáles van a ser sus líneas de actuación en estos dos años que quedan para las elecciones municipales. Y este, de momento, es su talón de Aquiles. Ha expresado en distintas ocasiones que sus políticas pivotarán en lo social, la sostenibilidad y la movilidad, una música bonita para los oídos, pero sin acciones concretas, que es lo que con ansia espera el respetable. Sobre todo, en lo referente al transporte público, la gran asignatura pendiente de Murcia, que va camino de convertirse en un problema endémico.

Otra de las cuestiones que no ha podido desatascar de momento es la renovación de las juntas municipales para extender la moción de censura a estos territorios que en estos momentos funcionan de manera interina y por inercia. El atranque está en la negociación con Mario Gómez, vicealcalde, concejal de Fomento y líder local de Cs, cuyas exigencias está poniendo en dificultades no solo a Serrano sino a la cúpula regional de los socialistas, que están tutelando este proceso.

El futuro del nuevo Gobierno local depende en parte del acuerdo que se alcance para las pedanías, una vez que se ha cerrado un frente que podría ser peligroso: la carrera profesional con los funcionarios, una iniciativa que ha fructificado en base al trabajo realizado por los populares. Esta semana será crucial para Serrano y Gómez, que tienen previsto hacer pública su hoja de ruta para el camino que van a recorrer juntos. Si colmarán o no las expectativas generadas solo el tiempo lo dirá. Por nadie pase.

El efecto Salomé

Los populares no están en su mejor momento en el Ayuntamiento capitalino tras el despido de una de sus trabajadoras que más tiempo ha estado llevando los asuntos del PP en Murcia municipio. Es querida por sus compañeros y por los pedáneos populares y así se lo han hecho saber en la cena homenaje que le prepararon el pasado viernes en Casa Orenes, una velada que sirvió para agradecerle su trabajo. Entre los invitados estuvieron el concejal Felipe Coello, concejales de Jumilla y Santomera y distintos representantes de las juntas municipales como Clemente García (en la imagen a la derecha). Precisamente, el que es director de la Oficina del Grafiti y vicepresidente de la junta vecinal de San Pío X, en la que gobierna Vox, ha comunicado ya a varios compañeros que quiere abandonar esta responsabilidad en la pedanía ante la situación generada en su partido. Y es que la marcha de Salomé Hernández (de pie tercera por la derecha) por imperativo de la dirección regional puede tener otras consecuencias más allá de la pérdida de esta trabajadora con lustros de experiencia en el grupo municipal.