El mítico actor Julián Romea tuvo que ser uno de esos ‘murcianos de dinamita’ que cantara Miguel Hernández. Prototipo de hombre del romanticismo, cuentan que, enojado por la mala reseña que le hizo un famoso crítico teatral en el periódico, considerando que se había humillado su honor, le mandó a sus padrinos y lo retó a duelo. Por el desenlace que tuvo el desafío, se sabe que los dos gozaban de una pésima puntería. Tiró primero el crítico teatral y la bala ni siquiera rozó a su contrincante. Pero peor resultó el disparo de Julián Romea que, él sabrá como apuntó, hirió de muerte a uno de los padrinos del periodista.