L a celebración del Día de nuestra Región nos traslada al párrafo tercero del Preámbulo de nuestro Estatuto de Autonomia. «El pueblo de la Region de Murcia proclama como valores superiores de su vida colectiva la libertad, la justicia y la igualdad». 

Asimismo, nuestra Constitución, en su Título Preliminar, artículo 1, apartado primero expresa: «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político».

Concretando, como los mandamientos de la Ley De Dios, la actividad del político debería cerrarse en dos: a) amar la Constitución y su Estatuto de Autonomía sobre todas las cosas, y b) al pueblo como a ti mismo.

Sin embargo, la partidocracia, la corrupción política, la mentira, los debates insultantes como argumentos ideológicos y la ausencia absoluta de diálogo y consenso conforman un entramado parlamentario inusitado que impide el normal desarrollo de nuestra democracia, lo que me lleva a reflexionar en este importante Día de la Region sobre los exámenes de conciencia y propósitos de enmienda en la política nacional y regional.

Eliminar la partidocracia, el ‘vota, calla y cobra’, evitaría el servilismo impuesto por los actuales partidos políticos y recuperar los valores y principios a que obligan nuestra Constitución y Estatuto.

A fin de mitigar los perniciosos efectos de la partidocracia, un sistema de listas abiertas podría propiciar la aparición en la política española de personas que no se dejasen silenciar por los grupos parlamentarios, ganando la confianza de sus electores que hoy los partidos políticos no tienen. Evitaría que un político con poder, carente de autoridad, de fuerza moral, convirtiese su mandato en un abuso de poder, o que un político inepto se convirtiese en un inútil vencedor, como viene ocurriendo en España desde el año 2004.

En cuanto a la corrupción, hasta el papa Francisco manifestó en julio de 2015: «La corrupción es la polilla, la gangrena de un pueblo».

Este problema lo generan los corruptos, también los que callan y los encubren. Así, los políticos dicen públicamente que «el que la hace la paga», pero en privado manifiestan: «A los tuyos, con razón o sin ella». Entre estas dos frases no solo hay un abismo sentimental, sino un muro de hormigón armado que separa la honestidad de la cara dura.

Los pactos anticorrupción firmados por los partidos políticos, los propios estatutos de los partidos y hasta las sentencias del Teribunal Supremo (TS) son ignorados permanentemente. 

De aplicarse el artículo 16 de los Estatutos del PP, en sus apartados 2 a) y 3 b) alguno podría ya estar suspendido de militancia entre 4 y 6 años, e inhabilitado para cargos de representación por igual período de tiempo.

A mayor abundamiento, una sentencia sobre transfuguismo del TS, de octubre de 2020 «impide que se asuman cargos o perciban retribuciones que antes no ejercían o percibían e impliquen mejoras personales, políticas o económicas». Ejemplar sentencia que, por lo votado en la moción de censura el pasado día 18 de marzo, no conocían los diputados regionales, como tampoco los pactos encubiertos con los tránsfugas, pero hoy conocen ambas cosas.

Los actuales debates parlamentarios se basan en no pocas ocasiones en la mentira y el insulto como argumento, el ‘y tú más’, despreciando la verdad, la coherencia y la cohesión que debe presidirlos, sin caer en la cuenta de que la verdad es transparente y la mentira siempre va desnuda, proyecta nítidamente la incoherencia del discurso y, lo que es peor, hace imposible la cohesión, el debate sosegado y el acuerdo necesario.

La fortaleza en el fondo y la moderación en las formas deberían presidir siempre el debate político.

Los debates acontecidos en nuestra Asamblea Regional con motivo del Pacto Regional del Agua el 14 de julio de 1994, siendo presidenta doña María Antonia Martínez, o sobre el Pacto Regional por el Empleo del año 1996, siendo presidente don Ramón Luis Valcárcel, deberían servir de guía a los necesarios debates que han de producirse sobre financiación autonómica, Mar Menor, agua, infraestructuras, pobreza, sanidad y educación. 

Es el único camino posible para, cómo proclaman nuestra Constitucion y Estatuto de Autonomía, consolidar una nación y una región más libres, justas e iguales para los españoles y murcianos.

Un fuerte abrazo a todos los hombres y mujeres de la Region.