A través de un artículo-manifiesto en el que tanto se puede leer un reconocimiento de errores y una mano tendida como una nueva versión del relato maximalista, Oriol Junqueras ha abierto el curso político estival, que culminará como es costumbre el 11 de septiembre. Puesto que alterna chorros de agua caliente (no a la vía unilateral) con otros de agua fría (el objetivo es el de siempre) y algunas rociadas templadas (prioridad de lo social), podría hablarse de ducha escocesa. También en ese sentido habría que interpretar su apuesta por la vía política del mismo nombre: en la vía escocesa hasta ahora conocida hay un referéndum sobre la independencia (chorro frío) pero se pierde (chorro caliente) y todo queda como estaba, aunque siempre cabe repetirlo y vuelta a empezar (agua templada). Todo listo, así pues, para el jabón (indulto). El problema es que en aquella apuesta se jugaría España.