Me ocurrió por primera vez con Leonard Cohen. Nada más saber de su fallecimiento, acudí a Wikipedia para leer algo más sobre él. El cadáver aún debía de estar caliente pero (para mí sorpresa) los diligentes redactores de la enciclopedia virtual no sólo habían anotado ipso facto la fecha del óbito, sino que incluso habían reescrito ya su biografía en pasado (»fue un poeta, novelista y cantautor...»). Luego lo he visto en numerosas ocasiones. Puntuales amanuenses de la muerte, los wikipedistas se apresuran a recordarnos que nada es para siempre.