Tratando de desentrañar esa información, he leído y releído la noticia intentando encontrar el nombre de Murcia o de alguna otra ciudad de nuestra región, que en mi opinión debe figurar en ese ámbito geográfico: Madrid, Guadalajara, Calatayud, Zaragoza, Lleida, Tarragona, Barcelona, Girona y Figueres, Sevilla, Málaga, Granada, Cádiz, Alicante, Vinarós-Gandía, Salamanca, Navarra, Santander…

Nuestra región no existe en los planes de Renfe. Murcia ha desaparecido del mapa del ferrocarril.

En 1925, Jara Carrillo, desde el periódico El Liberal, del que era director, en un artículo titulado «Las reformas de los ferrocarriles, Murcia la eterna Cenicienta», exponía la terrible dejadez que esta ciudad, y por extensión la Región, tenía en infraestructuras ferroviarias. Hemos cambiado de siglo y la situación sigue igual o peor: las líneas están como entonces, sin electrificar, sin desdoblar, y hemos perdido kilómetros de línea férrea y con ellos la conexión con Andalucía desde una Nochevieja de 1994, por obra y gracia del ministro de Fomento Enrique Barón.

CUANDO ENGAÑARON A VALCÁRCEL. Pero no me voy a ir tan lejos. Ni tampoco os voy a hablar del soterramiento, que ya es casi un tópico ejemplarizante, por qué no, cuando se habla de movimientos ciudadanos insumisos. E indignados, como nos sugería Stépane Hessel, en vísperas de aquel mayo de 2011 que muchos añoramos en esta Arcadia maltratada por Gobiernos de todo color.

Ruego a mis amables lectores que retrocedamos a 2001, a un día 8 de enero, en el que como un maldito regalo de Reyes, nuestro presidente Valcárcel se dejó engañar por otros presidentes de otras Comunidades autónomas que sí defendían los intereses de sus paisanos: José Bono (Castilla-La Mancha), Alberto Ruiz Gallardón (Madrid), Eduardo Zaplana (Comunidad Valenciana) y el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos.

Para dar a luz un parto de los montes, conocido como Pacto de San Esteban, del que aún estamos pagando las consecuencias. Y del que no se ha cumplido ni siquiera una de las hipotéticas razones de tan nefasta firma, la más convincente de las cuales era que el AVE llegaría a la misma vez a todas las capitales de las Comunidad firmantes.: Llegó a Albacete, a Valencia, a Alicante y a Murcia nunca llegó. Y menos mal porque lo querían traer en superficie dividiendo la ciudad en dos, como sucediera con Valladolid.

Desde tan aciaga fecha la región de Murcia no se ha recuperado de lo que fue una venta del ferrocarril histórico con el que los murcianos de principio de siglo XX consiguieron superar la mala faena de que el primer tren de larga distancia, que buscaba la salida de Castilla al mar fuera el Madrid-Alicante por intereses de un buen amigo de Isabel II, el Marqués de Salamanca.

Cuatro años más tarde del ferrocarril Madrid-Alicante, los murcianos, con Jara Carrillo a la cabeza, teníamos el Madrid-Murcia-Cartagena que nos hizo no depender de aquel primer ferrocarril de larga distancia que le habían hurtado a quien debía haber correspondido por razones de Historia, el Reino de Murcia. Hace 155 años.

Y justamente aquel 8 de enero de 2001, Murcia perdió su histórico tren, gracias a una fatal gestión de Ramón Luis Valcárcel, admitiendo un AVE por Alicante que alarga en más de cien kilómetros un trayecto casi en línea recta que además vertebraba todo el Valle del Segura y nuestra hermana Albacete, con Hellín como puerta de entrada.

LA PEOR OPCIÓN PARA EL AVE. De aquella fecha provienen todos los actuales males del ferrocarril en nuestra región, porque no había peor opción que la elegida para gestionar la llegada de un AVE que ni por asomo era lo que Murcia necesitaba, obligándonos a ir a Madrid dando tumbos por por media España por un camino 25% más largo que el ferrocarril Madrid-Cartagena. Con ello Valcárcel nos vendió a intereses de otras regiones a cambio de nada, perdiendo la ocasión que la llegada del AVE hubiera supuesto para la modernización de un ferrocarril que prácticamente está como lo dejó Isabel II.

Blanca, Abarán, Cieza, Calasparra, Hellín lo van a pagar bien caro. No hay que ser demasiado imaginativo para soñar con lo que habría supuesto elegir el trazado histórico para tal llegada; con tan sólo asomarse a Orihuela o San Isidro lo tenemos a la vista. Hoy el trazado Albacete, Murcia, Cartagena estaría con doble vía electrificada y sin el riesgo de accidentes que supone el tener que aparcar un tren para ceder el paso a otro que circule en sentido contrario, como ocurriera en junio de 2003, con el choque de un mercancías y un Talgo en la provincia de Albacete, con casi una veintena de vidas perdidas en balde, pues las vías siguen como estaban veinticinco años más tarde.

Esta es la situación real que subyace tras los cantos de sirena de nuevos trenes de alta velocidad y cientos de miles de plazas que Renfe ofrece entre Madrid y Levante, ninguno de los cuales rodará por las vías de ferrocarril murcianas más allá de las del un Corredor Mediterráneo que a duras penas se abre paso entre Andalucía y la Comunidad Valenciana soslayando el ferrocarril histórico regional que pudo haberse visto beneficiado por este corredor europeo, pero que una nefasta gestión malversó.

HITOS. Por parte de toda la sociedad murciana se impone la recuperación del tren como medio de transporte público y sostenible, tal como está vigente en otras regiones y en la mayoría de los países de nuestro entorno. Con unos hitos inevitables, propuestos y defendidos en diversos foros, que me permito recordar como superación de aquel Pacto de San Esteban cuyas nefastas consecuencias hemos de superar definitivamente:

Recuperación y potenciación de la línea histórica Cartagena-Albacete-Madrid con su electrificación y duplicación de vías tanto para mercancías como para viajeros.

Implantación de una red de trenes que suponga una vertebración de la región con servicios cercanías y media distancia que unan sus principales ciudades y las de las provincias limítrofes, Albacete, Almería, Granada, Alicante, otrora conectadas por un tren no elitista y sostenible que se ha ido suprimiendo por desidia e intereses nada transparentes y en favor de otro medio supersaturado como es el transporte por carretera y el uso excesivo del automóvil privado. Red de cercanías que actualmente se ciñe a la línea Alicante-Murcia-Lorca-Águilas, que ha llegado a mover hasta cinco millones de personas al año, pero que se encuentra en serio peligro de desaparición por una nefasta gestión del Corredor Mediterráneo que amenaza con su supresión paulatina.

Actualización de la conexión de la línea procedente de Cartagena que posibilite tanto la circulación de trenes en sentido Murcia-Alcantarilla como en sentido Alicante con un prometido y nunca realizado by-pass sobre el Reguerón que evite el paso reiterado y prescindible de trenes de mercancías peligrosas por la Estación del Carmen con destino a Alicante y/o Madrid.

EL CORREDOR. Superación de un diseño del Corredor Mediterráneo en nuestro ámbito regional con déficits evidentes que lo hacen muy problemático para el tránsito de mercancías, que en determinados puntos precisaría de la ayuda puntual de locomotoras de apoyo por una pendientes inasumibles para los trenes de mercancías con longitud de 750 metros. Como inconcebiblemente ocurre en el trazado de Orihuela a Murcia por encima de los tubos del Trasvase Tajo-Segura o en el recién inaugurado túnel de Camarillas.

El Corredor Mediterráneo presenta en nuestra región uno de sus puntos mas conflictivos, denunciado por Ferrmed y otros lobbies como ‘cuello de botella’ que ha de ser resuelto desde todas las Administraciones públicas, no habiéndose apoyado desde nuestro Gobierno regional en ningún momento aunque podría haber contado con fondos europeos disponibles. Lo que agrava la situación de un corredor que comparte transporte de viajeros y de mercancías, muchas de ellas peligrosas, que hoy por hoy atravesarán ciudades como Murcia en la nueva estación en construcción por el Proyecto de Soterramiento con la desventaja añadida de que desde Monforte del Cid a Callosa el Corredor Mediterráneo cuenta con dos vías de ancho internacional, para alta velocidad, y al llegar a la región de Murcia sólo una vía admite la alta velocidad con el mal recurso del tercer carril denostado por técnicos y ferroviarios. Un nuevo maltrato ferroviario a la región, cuya mejor solución sería un vía para mercancías paralela a la A-7, desde Elche hasta el tramo hacia Lorca y Andalucía, que resolvería el cuello de botella ferroviario de Murcia y evitaría la circulación de mercancías por el interior de las ciudades.

El tramo del Corredor hacia Andalucía a través del Valle del Guadalentín con la travesía de Lorca va a suponer un serio revés para los trenes de cercanías que llegan hasta Águilas, y han prestado un servicio deficiente pero mantenido para unos usuarios del tren fieles, básicamente trabajadores, estudiantes y funcionarios, que en estos momentos están siendo amenazados con una supresión de circulaciones por la interferencia de las obras que definitivamente se han emprendido hacia Almería y Granada. Con una dinámica claramente atentatoria para los viajeros cuyos intereses nada cuentan para las constructoras de las obras que sugieren a Adif consignas que ignoran el servicio ferroviario que se venía prestando, para las que los usuarios del tren son una molestia o un inconveniente para su trabajo. Adif no puede abandonar a los usuarios del tren y debe hacer compatible el servicio de transporte de viajeros con la ejecución del Corredor.