De Génova al Rosarito. Es el itinerario del exalcalde de Murcia Miguel Ángel Cámara en busca de la cabeza de otro exalcalde, su sucesor, José Ballesta, a quien no quiere ver encabezando la candidatura a las municipales de 2023. Hace una semana, Cámara fue recibido en la sede central del PP, en venta por corrupción (calle Génova), por el secretario general, Teodoro García, y mañana será la estrella principal de una cena en el asador Rosarito, de Santa Cruz, a la que se prevé que asistirán unos cien militantes distinguidos de Murcia y sus pedanías, entre ellos el presidente de la Comunidad y otros miembros de la recientemente cooptada nueva dirección regional del PP.

No es Cámara quien convoca (a pesar de que a nadie cabe duda de que hace las veces de anfitrión) sino algunos de sus peones, quienes sin embargo han tenido el detalle de invitar también al alcalde saliente, Ballesta, y a varios de sus concejales, tal vez en el supuesto de que no asistirán, aunque es posible que se lo estén pensando, así como la alcaldesa de Archena, Patricia Fernández, a quien se identifica como la alternativa a Fernando López Miras. Si Ballesta opta por acudir lo cortés sería que interviniera con un discurso después del de Cámara, lo cual daría por bueno cualquier precio para disfrutar de esa cena.

Según allegados a Cámara, éste, como en el westerm crepuscular de Sam Peckinpah, se trajo de Génova la cabeza de Alfredo García, es decir, la promesa de que Ballesta no repetirá como candidato, lo que es mucho decir, así como también una consigna clara: hay que remar en favor de la renovación de la candidatura de López Miras a la presidencia de la Comunidad, y el que se mueva no saldrá en la foto, una advertencia sobre los supuestos devaneos del exsecretario general en favor de la archenera. Una cosa por la otra. Aunque lo único que interesa a Cámara es liquidar políticamente a Ballesta. Es su única misión en este mundo tras la moción de censura PSOE-Cs.

Lo de López Miras está más o menos claro, pues la dirección regional del partido ha sido recientemente renovada (a dedo, por el propio Teo) y el congreso que toca se revestirá de convención, de modo que podrá votarse cualquier cosa menos la composición de la dirección ejecutiva ya constituida.

Solo una convulsión interna de la militancia (improbable en un partido como el PP) podría modificar esa hoja de ruta, pero en previsión de inconvenientes los mensajeros de Teo ante Patricia pretenden reconducirla a un pacto ventajoso para evitar la imagen de disensión.

En cuanto a tirar por la borda la cabeza de Ballesta para satisfacer la obsesión de Cámara, la cosa se pone más difícil, pues no está claro que el PP pudiera improvisar otro cartel mejor que el del último exalcalde, y sería difícil explicar que se le pone a éste la proa si él está dispuesto a concursar. Y con independencia de lo que Teo haya podido asegurar a Cámara en Génova, lo que está claro es lo que aquél ha venido sugiriendo más o menos públicamente, y es que si Ballesta quiere seguir, seguirá, aunque con una sola condición: que se decida pronto. Y hay que recordar que los candidatos de las capitales de provincia los decide Génova, es decir, Teo.

El interés por las noticias de Génova que traerá Cámara al Rosarito es, pues, bastante morboso. Pero algo está claro de antemano: lo que no explicará a su audiencia. Por ejemplo: la cuestión de los convenios urbanísticos que firmó en su etapa en la alcaldía y que ahora pueden arruinar literalmente al Ayuntamiento; el desastre que legó en el trasporte público municipal, con tres empresas que pierden dinero, duplican servicios y no los prestan en algunas pedanías, además de un tranvía que circula en sentido contrario a las necesidades de la población; su prolongada reserva a aceptar el intercambio con Hacienda de la Cárcel Vieja, y el propósito de construir un párking en el centro de Murcia sobre las ruinas del histórico arrabal árabe; su política de anuncios fallidos (jardín japonés, Palacio de Congresos y otros etcéteras); los seis años que mantuvo cerrado el Teatro Romea por una reparación que iba a durar seis meses; la creación de una fundación sin fundamento, Murcia Futuro, para viajar de guaguy, y algunas otras vergüenzas ya sabidas, entre las que ahora amanece el rencor personal contra su sucesor.

Aparte de la imagen que todo esto transmite, pues ¿quién lidera aquí, Cámara o López Miras?