La pandemia, la vacunación, las pasadas elecciones madrileñas en que la señora Ayuso transformó el concepto de libertad en eso de no encontrarte con tu ex o tomarte una cerveza, el ‘no Govern’ de Cataluña, y todo el ruido que en los últimos tiempos adorna la política española parece alejarnos de la vida normal, de esa que, por fortuna, camina paralela a tanto barullo y desconcierto.

Y decidí que en este rincón en el que me dirijo a ustedes todos los miércoles me ocuparía, hoy, de algo que nos aleje del rumor de la política mal entendida y nos acerque a la política de sentido común. Una política que ha de llenarnos de satisfacción, porque si los organismos públicos y privados, como ocurre en otros países, tuviesen una conexión más intensa con las universidades, la sociedad saldría ganando, como saldrá ganando el mundo de la arqueología en Águilas, que siempre ha sido un ejemplo en la comunidad de cuido de su patrimonio arqueológico.

El rector de la Universidad de Murcia (UMU), José Luján, y la alcaldesa de Águilas, Mari Carmen Moreno, han firmado un convenio de colaboración que permitirá investigar y dar valor nacional e internacional al patrimonio arqueológico de la localidad, porque gracias a este convenio, el grupo de investigación de Arqueología de la Universidad Murcia continuará llevando a cabo actuaciones en la Isla del Fraile donde se encuentra la factoría más importante de salazones de la época romana, y todo el patrimonio, ya excavado y conservado por el Ayuntamiento, en el Museo Arqueológico y Centro de Interpretación del Mar, de la ciudad.

Un museo dirigido por el arqueólogo Juan de Dios Hernández García, que ha venido haciendo una extraordinaria labor a lo largo de los años, mostrando el profundo arraigo que Águilas tiene con su pasado romano, tal y como se pone de manifiesto en los muchos restos arqueológicos encontrados en la ciudad, en su casco urbano, lo que justifica el que el 80% de los materiales expuestos en el mismo pertenezcan a esa época, tal y como lo atestigua, entre otras cosas, una importante colección de ánforas que se utilizaban para el transporte comercial de productos alimentarios, preferentemente salazones.

Alguna de estas pequeñas ánforas aún conservan vestigios de aquellos productos y es que durante los últimos siglos de la ocupación romana Águilas encontró su sustento económico en la pesca y la elaboración de derivados de la misma, dando fe de su importancia, las grandes factorías que se mantendrían hasta el abandono del asentamiento en el siglo VI, en las calles Cassola y en la mencionada Isla del Fraile.

Una riqueza arqueológica que ahora tomará otra dimensión ante la difusión de la misma, gracias a este convenio entre Ayuntamiento y Universidad, a través de tesis doctorales y trabajos finales de máster, a más del acuerdo para el proyecto iniciado el pasado verano en la Isla del Fraile y que tiene como objetivo conocer con detalle el inmenso patrimonio del entorno, porque tal y como ha manifestado el profesor Alejandro García Quevedo, responsable por parte de la UMU de este proyecto en la Isla del Fraile, «hay muy buenas perspectivas porque los indicios y los restos ya encontrados hacen pensar que la isla fue a lo largo de la historia un complejo de carácter estable para la explotación de productos derivados del mar», encontrándose hasta el momento pruebas de presencia romana y también de ocupación musulmana.

Como asegura el rector de la UMU, José Luján, «establecer estas alianzas permiten generar conocimiento y dar valor al papel de la Universidad en la sociedad». Algo en lo que hemos de estar de acuerdo porque si otras instituciones hicieran lo que acaba de hacer el ayuntamiento de Águilas con la Universidad de Murcia, esta sociedad saldría ganando.