Nos hemos convertido en los últimos meses en uno de los principales escenarios del circo político nacional donde las traiciones, el transfuguismo de libro, los insultos y las descalificaciones priman sobre cualquier otra cosa, y con la consejera de Educación, que debería pasar a denominarse la Consejería de la Vergüenza, con sus mofas, risas y su negacionismo envolviendo la bandera clasista e hipócrita de la libertad, como protagonista de este vodevil. Y por si faltaba la guinda, algunos se van a tomar cervezas de siete en siete, y de dos a cuatro.

Siempre he dicho que si hay un partido que no engaña es el Partido Popular.Siempre ha ido de cara, no creen en el servicio público, su apuesta de gestión es la externalización, se denominan y practican sin esconderse un modelo liberal, y eso pasa por poner parte de la Administración en manos de las empresas privadas, algunas de las cuales tienen una muy buena relación con la cúpula política. Incluso el presidente nunca se ha sentido incómodo andando y paseando, con sus antiguos compañeros de partido, ahora en Vox, cuando se les ve por el jardín de San Esteban cogidos de la mano.

El Ejecutivo regional es un Gobierno legítimo, guste más o guste menos, esté compuesto por ineptos, inexpertos, sin estudios y sin preparación alguna, por licenciados que no han conocido otra forma de vivir que no sea de la política o por profesionales con o sin reconocido prestigio. 

Pero todo falla cuando el poder ejecutivo, que tiene que someterse siempre a los otros dos poderes, el legislativo y el judicial, uno de estos, o los dos, dejan de cumplir su función.

Si dejamos las sospechas más que fundadas de la independencia del poder judicial a un lado, en un artículo no hay espacio suficiente ni siquiera para hacer un índice de las decisiones subjetivas, arbitrarias y parciales con que la Justicia tiene sembrado en su particular huerto heredado y privado, el poder legislativo, el corazón donde reside la voluntad popular, está necrosado.

El Derecho ha sido el gran perdedor de la moción de censura que presentaron conjuntamente socialistas y Ciudadanos, ¡Qué gran oportunidad perdida cuando algunos abogábamos por: ¡8 de marzo 8 mujeres!, y es que ahora mismo, la Región de Murcia tiene una Asamblea Regional deslegitimada y prisionera de la voluntad individual de unos pocos.

Que seis diputados, tres expulsados de Ciudadanos y otros tres de Vox, sigan usurpando las instituciones, cobrando y hablando en nombre de organizaciones políticas a las que no pertenecen, y los miembros legítimos de estos partidos tengan que deambular como almas en pena por la Avenida Alfonso X de Cartagena y tratados dentro de la institución como si fueran ellos los expulsados, es la prueba del algodón de que la Asamblea Regional, con su esperpéntico presidente (no hablo de la persona, sino del cargo) como máximo exponente, se ha convertido en una auténtica farsa.

Si la oposición quiere hacer algo, no solo por la democracia regional, sino incluso por el Derecho, y limpiar de una vez la institución que representa al pueblo de la Región de Murcia, debería no seguir siendo cómplice, con su asistencia, a una institución que a fecha de hoy no representa la voluntad popular.

Pueden decidir utilizar la institución para denunciar desde dentro lo que está ocurriendo, pero sus voces se irán apagando conforme vaya pasando el tiempo, y la ciudadanía, pasa, o por el contrario, pueden convertir a la Región de Murcia en un ejemplo a seguir. ¿Se imaginan qué pasaría si los 21 diputados (17 PSOE, 2 de Ciudadanos y 2 de Unidas Podemos) y sus suplentes, renunciaran a sus actas y privilegios? Yo sí me lo imagino.