Si la presentadora Isabel Gemio volviera a reeditar el concurso Sorpresa, Sorpresa seguramente podrían asistir el actual alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, y su socio de Gobierno, el vicealcalde y concejal de Fomento, Mario Gómez, que han conformado un nuevo gobierno de coalición no exento de particularidades que han llamado la atención de distintos colectivos y de miembros de los grupos de oposición en el Ayuntamiento capitalino.

La primera sorpresa del nuevo Gobierno ha sido el reparto de competencias, un aspecto de la vida municipal de bastante enjundia porque de esa distribución dependerá el trabajo que hagan los cargos públicos que, indudablemente, tiene su correspondiente afección en la vida diaria de los ciudadanos. Es decir, los aciertos o equivocaciones de los concejales que ostenten las responsabilidades de los distintos servicios municipales influyen de manera directa en los individuos y en la colectividad de la capital de la Región haciendo su vida más fácil o, por el contrario, poniéndole palos en las ruedas.

En esa asignación de cromos a los trece concejales que conforman el nuevo gobierno local, se dan dos aspectos que hay que analizar por separado. Por un lado, la distribución de tareas de los socialistas que no cuadran al cien por cien con el trabajo previo que han hecho como oposición a los populares de José Ballesta y, por otro lado, la exhibición de fuerza de los de Cs, que se han colocado en los primeros puestos con un vicealcalde y las cuatro primeras tenencias de alcaldía.

Una de las concejalas que ha resultado damnificada en esa distribución de competencias es Teresa Franco, el fichaje estrella de Serrano para este mandato, que estaba llamada a ostentar las competencias de Seguridad Ciudadana porque llevaba dos años trabajando esa materia y tenía distintas ideas para modernizar el cuerpo de la Policía Local, entre otros proyectos. Sin embargo, ha sido relegada, después de intentar cuadrarle asignaciones relacionadas con la Protección Civil, al departamento de Igualdad, Juventud y Cooperación al Desarrollo. Como pedrea, la han nombrado novena teniente de alcalde (tendrá voz y voto en la junta de gobierno).

La no asignación de Seguridad Ciudadana a una concejala independiente (no está afiliada al PSOE) muestra varias hipótesis. Una de ellas es que los partidos no confían en los independientes a la hora de darles importantes responsabilidades de gobierno y los líderes acaban echándose en brazos del aparato del partido para conformar sus equipos. Y de otro lado, indica que podrían haberse recibido presiones al más alto nivel para que esta edil, que pretendía cambiar distintos aspectos de un cuerpo policial que funciona por inercia como muchos de los servicios municipales, no llegara a ostentar esas responsabilidades.

También está el componente de machismo residual que aún queda en la sociedad, en la que no se ve a una mujer comandando a cuerpos que están muy poco feminizados. Aunque ese quizá sea el menos creíble hoy en día (o no), teniendo en cuenta que el ayuntamiento de Murcia, en la era del PP, ha tenido dos concejalas de Seguridad Ciudadana: Nuria Fuentes, que le plantó caro a la jefatura policial en más de una ocasión, y Lola Sánchez.

Sea como sea, Teresa Franco ostentará unas competencias que han sorprendido a distintos concejales del propio gobierno y de la oposición. 

Lo mismo le ha ocurrido a Juan Vicente Larrosa, que llevará Comercio aunque en su época de oposición se dedicó a trabajar también el transporte público, una competencia que ejercerá Carmen Fructuoso, que no llevará Hacienda como llevaba en la oposición, pero que ha sido agraciada con una potente concejalía. En el caso de Larrosa estaba cantado que ni siquiera sería teniente de alcalde, entre otras razones, porque es un edil que Serrano heredó del anterior mandato y que no tiene padrinos importantes en el aparato del PSOE a nivel local ni regional.

Otra de las sorpresas del nuevo Gobierno ha sido el primer acto público al que han asistido. Ni más ni menos que a una misa. La del Domingo de Ramos, por invitación del obispo de la diócesis, José Manuel Lorca Planes. Uno de los factores que a Ballesta se le tuvo en cuenta por parte del PP para inclinar la balanza para ser por primera vez cabeza de cartel de los populares en Murcia fue que iba a misa. Se ve que el nuevo Gobierno lo sabe y conoce bien que en la capital de la Región la Iglesia aún manda romana. Por nadie pase.