El próximo 3 de abril se cumplirán 42 años de la celebración de las primeras elecciones municipales en España, tras la extinción de la dictadura del general Franco. En estas cuatro décadas, el municipio de Murcia ha tenido cinco alcaldes (Aroca, Bódalo, Méndez, Cámara y Ballesta), tres socialistas y dos ‘populares’. Todos ellos profesores universitarios o vinculados, de un modo u otro, a la universidad.

El primer alcalde democrático de Murcia, José María Aroca y Ruiz-Funes, hijo de una hermana del ministro de la República Mariano Ruiz-Funes es el único de ellos que no vive hoy. Era médico, de talente muy tolerante y profunda educación, nada sectario y extraordinariamente respetuoso con las tendencias políticas opuestas a las de su partido. Fue un digno alcalde de Murcia.

Cuatro años después, le sucedió en el sillón de la alcaldía Antonio Bódalo Santoyo, un catedrático de la facultad de Químicas, a quien tuve el honor de conocer como alumno, a principio de los ochenta. Otro socialista que dignificó el puesto con sus buenas maneras y su absoluta corrección con todos. Es el único candidato del PSOE que ha ganado unas elecciones municipales en Murcia con mayoría absoluta, pese a lo cual sólo ocupó la alcaldía cuatro años.

A Bódalo le sustituyó José Méndez Espino, tercer socialista que ocupaba el cargo. De origen lorquino, sobrino del ilustre médico Rafael Méndez, presidió la Corporación municipal durante ocho años: los primeros cuatro, siendo el candidato más votado, pero sin mayoría absoluta y con el apoyo de Izquierda Unida; los cuatro años siguientes, el candidato más votado fue Ramón Luis Valcárcel, pero Méndez consiguió ser nombrado alcalde con el apoyo de los concejales del CDS. Tengo el honor de conocer a Pepe Méndez, otro gran alcalde de Murcia, hombre afable, educado y correcto con todo el mundo, incluidos sus adversarios políticos.

Las elecciones municipales de mayo de 1995 supusieron un cambio de signo político en el ayuntamiento de Murcia, tras dieciséis años de gestión socialista. De nuevo un profesor de la Facultad de Químicas, Miguel Ángel Cámara Botía, que encabezaba la lista del PP, se convirtió en alcalde de Murcia, el primero no socialista. Cámara volvería a ganar otras cuatro veces consecutivas más. Los murcianos eligieron cinco veces consecutivas por mayoría absoluta a Cámara como su alcalde, lo que no deja la menor duda sobre lo que pensaban los electores de su gestión. El ‘popular’ Cámara, como sus antecesores socialistas, fue un hombre muy respetuoso con sus adversarios políticos, a los que nunca menospreció ni insultó.

Ahora, por mor de una moción de censura, va a llegar al sillón de la alcaldía José Antonio Serrano Martínez, un médico socialista, al que por su formación y profesión se le debería presumir un talante humanista, tolerante y respetuoso, como el que han tenido todos sus antecesores. Sin embargo, Serrano se estrena dando coces, a tenor de alguna de sus declaraciones. Estas coces son impropias de cualquier persona de bien, mucho más aun de un médico o de un alcalde. Refiriéndose a Vox, que tiene concejales en la Corporación municipal que va a presidir Serrano, como todo el mundo sabe, éste ha dicho: «Prefiero decir ultraderecha, llamarlos Vox supone humanizarlos». Y, a día de hoy, que yo sepa, no ha pedido disculpas por semejante barbaridad. Cualquiera puede cometer un error y decir una cosa de éstas, pero si realmente no se siente, se pide perdón por el error y aquí paz y después gloria. Pero no, el socialista Serrano, no se desdice, lo que significa que debe de pensar tal y como se ha manifestado, es decir, para él los del partido de Abascal no deben ser considerados humanos, y menos aún los de ultraderecha (nótese la cobardía de Serrano, que no se atreve a llamarles extrema derecha). Si no quiere que se les humanice ¿es porque para él no son humanos? ¿Piensa el socialista Serrano como pensaban hace ochenta años los dirigentes del Partido Nacional-socialista Obrero Alemán (curiosa coincidencia en el nombre con el partido del nuevo alcalde de Murcia) que hay personas, en este caso los de Vox, que no son humanas? Los nacional-socialistas alemanes así lo concebían con ciertos grupos, como los judíos, con lo cual ya no se plantea ningún problema moral para tratarles como cosas o como al ganado.

Horroriza pensar en lo que hicieron los seguidores de Hitler deshumanizando a los judíos, y horroriza pensar que Serrano, responsable del servicio de urgencias del Hospital Morales Meseguer, dice que no hay que humanizar a los de Vox. Un médico socialista que considera que no se debe humanizar a los de Vox, ¿cómo trataría a Santiago Abascal si llegase a sus manos demandando una urgencia médica, respetando el juramento de Hipócrates o siguiendo las propuestas de Marx sobre el odio entre clases? Si José Antonio Serrano actúa conforme a lo que ha dicho, no se sabe qué es peor, que esté en la política municipal o que esté en el hospital. Si realmente no actúa con arreglo a lo que ha dicho, ¿por qué no pide perdón?

En cualquier caso, le guste o no a Serrano, Vox es un partido político que respeta la Constitución y las leyes, y, por tanto, tiene la misma legitimidad que el suyo.