Al ser un organismo no electo, los medios de comunicación someten a la Comisión Europea a un escaso control. Nadie ha preguntado a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, sobre el incumplimiento¡ de sus promesas de comprar ingentes suministros de vacunas tal y como anunció en entrevistas a medios españoles. Ahora, nadie le pregunta por qué el ritmo de vacunación en Europa está siendo muy inferior a la del Reino Unido o Estados Unidos. Ya está claro que la densa burocracia europea afrontó la compra de vacunas de forma pésima. Quizá en la Comisión consideran más urgente la compra ingente de folios para emitir informes en los que llaman la atención a todo el mundo, menos a ellos mismos.

Biden ha anunciado que el 1 de mayo podrá vacunarse quien lo desee sin restricción de edad y que el 4 de julio se hará vida normal. Biden no ha dudado en calificar la movilización como ‘de guerra’ poniendo a vacunar a todo quisqui preparado para hacerlo. Incluso a los dentistas y a los veterinarios. Habrá una web y un número de teléfono gratuitos para saber dónde vacunarse.  

Mientras, en Europa solo sabemos queel 70% de la población estará vacunada en fecha incierta. ¿Por qué la diferencia con EE UU? Dinamarca y Austria se están intentando buscar la vida por su cuenta y Hungría se ha comprado un lote de vacunas rusas. Y mientras, todo lo que se le ocurre a Von der Leyen es amenazar con prohibir la exportación de vacunas, sin tener en cuenta que otros pueden hacer lo mismo y dejar a la UE sin materias esenciales para producirlas.  

Y por aquí, hay catalanes de 92 años pegados al teléfono «por si les llaman», ya que han oído que se convoca por teléfono. Sus familiares han ido a la Administración y no han logrado averiguar cómo se le dará cita. La Generalitat sigue presa de procedimientos burocráticos rígidos y opacos como los denunciados por el sindicato de enfermeras durante la pandemia. Y mientras, como en casi todo, la oposición catalana, a por uvas. Que el virus nos coja vacunados.