No voy a escribir otro artículo más sobre las razones o consecuencias de la moción de censura, particularmente porque Ana Martínez Vidal no tuvo a bien presentarla un día antes para que pudiera ofrecerles en esta columna un análisis con algún tipo de comentario ingenioso o novedad relevante. Hoy hace una semana desde que todo cambió y es el primer día que puedo dirigirme a ustedes, cuando ya está todo dicho y sólo puedo ser reiterativa. Vaya drama.

Como ya no tengo nada nuevo que aportar respecto a las relaciones con Isabel Franco, el deterioro del tándem Ana-López Miras o si era más o menos previsible que cuatro de los seis diputados de Ciudadanos acaben por no seguir la disciplina de partido, les explicaré un fenómeno magnífico que ha ocurrido estos días. Probablemente el único bueno que podamos sacar de esta semana fatídica que ya es Historia de la Región.

Hasta hace siete días exactos nadie fuera de nuestras fronteras sabía que nuestro presidente se llama Fernando López Miras. He tenido que explicar al menos tres veces que sí, que la capital de la Región es Murcia, pero la Asamblea Regional está en Cartagena para intentar apagar el ansia secesionista cantonalista de una parte de la población. Los españoles del norte y el oeste han descubierto que en la Comunidad autónoma más facha de España tres de los cuatro diputados de Vox están expulsados, aunque sinceramente ni siquiera yo me he enterado aún de por qué. Probablemente los madrileños desconozcan cuántos diputados autonómicos tiene su Asamblea, pero ahora no queda ni un ciudadano (con minúscula y, sobre todo, con mayúscula) en este país que no sepa que aquí se consigue la mayoría absoluta con 23, que era el número que tenían PSOE y Cs antes de la inminente bomba que estaba por explotar.

Un aleteo de mariposa en Murcia, desencadenado por un terrible error político como fue la vacunación a destiempo del consejero Villegas, ha acabado con Pablo Iglesias abandonando el Gobierno para competir contra Isabel Díaz Ayuso y contra Errejón, mientras que por algún motivo que alguien desconoce Gabilondo sigue siendo el candidato del PSOE en unas elecciones en las que ni está ni se le espera.

La pésima relación entre Mario Gómez y Ballesta ha desembocado en lo que probablemente sean las próximas elecciones generales que, presumiblemente, se celebrarán en otoño en un entorno cada vez más polarizado que catapultará o matará políticamente a Pedro Sánchez.

Murcia, ese lugar en el córner de España, como dice mi queridísimo Juan Antonio Megías, ha abierto telediarios y ha cambiado el panorama nacional hasta el punto de que probablemente inaugure con su moción el nuevo ciclo político español para los próximos años.

Nosotros, que nunca le hemos importado a casi nadie, hemos roto el tablero resucitando de entre los muertos a los que estaban a punto de ser cesados y hemos matado a los que aún tenían un hilo de vida al que agarrarse.

Los murcianos la hemos liado, pero bien. O mejor dicho, algunos nos han querido utilizar para liarla.

Sea como sea, Murcia ha estado en el mapa. Todo es cuestión de que se quede.