En el futuro puede darse, qué duda cabe, la situación de que algún joven presidente de cualquier formación política que acceda al poder, tenga la tentación de plantearse: «oye, ¿y por qué no voy a estar yo más de ocho años? Modifico esta ley que se ha establecido y, por tanto, elimino la limitación de ocho años».

El texto es un fragmento de la intervención de José Antonio Pujante en el pleno de la Asamblea Regional que aprobó por unanimidad, en noviembre de 2014, la reforma del Estatuto del Presidente y del Consejo de Gobierno de la Región de Murcia que introducía la limitación presidencial de dos mandatos en el cargo; reforma instada por el entonces presidente regional Alberto Garre, quien iba a agotar con ella (con tan solo unos meses) el primero de sus mandatos y que, a día de hoy, impide a López Miras ser candidato en 2023.

Aunque Pujante se refiere en su intervención al periodo de ocho años por similitud a lo que habitualmente duran dos mandatos, en el debate de aquel día quedó claro que el criterio de limitación se refería al número de mandatos independientemente de su duración, y para que no quedara duda la portavoz popular, señora González López, fue así de contundente: «El mandato acaba con la legislatura, señor Abellán, y si la legislatura es de cuatro, es de cuatro, y si es de tres, es de tres, y si es de dos, pues lástima para el candidato, es de dos, no más».

En aquel debate José Antonio Pujante argumentó que la propuesta era insuficiente aduciendo, entre otras cosas, la necesidad de asegurar que en el futuro no pudiera revertirse esta modificación sin un amplio acuerdo parlamentario, lo que requeriría que cualquier modificación posterior contara con el respaldo de una mayoría reforzada.

Pues bien, seis años después un joven presidente, no conforme con la tajante explicación de su antigua portavoz, cede a la tentación anunciada por nuestro compañero Pujante y maniobra para cambiar el concepto ‘mandato’ por la expresión «ocho años consecutivos», lo que le permitiría volver a ser candidato de nuevo, aunque para ello tenga que cortar la cabeza política de la actual vicepresidenta, Isabel Franco, como le pide la líder de Ciudadanos, Ana Martínez, y nombrarla a ella en el cargo.

Cuánta razón tenía Pujante; debieron hacerle caso con lo de la mayoría cualificada.