Si hay algo de lo que pecamos los que tendemos a la ansiedad es a una irremediable preocupación por el futuro. O quizás sea esta turbación la que provoque la neurosis. Sea como fuere, la anticipación constante a las circunstancias obliga a soportar un sufrimiento premonitorio y tedioso que no se corresponde con nuestra situación y que, probablemente, nunca se llegue a consumar.

Y es que si algo deberíamos haber aprendido, precisamente del pasado, es que por mucho que tratemos de imaginar jamás acertaremos el pronóstico. Y en ese ejercicio de constante adivinación derrochamos lo único que sí es real: el ahora.

Por el contrario, hay una canción de Drexler, a quien escuchamos mucho en casa y que se ha convertido en uno de los favoritos de ´El pequeño ratón', en la que canta a ese placer de entretenerse en lo que está ocurriendo, aunque sea un simple paseo: «Amar la trama más que el desenlace. Por ahí como en un film de Eric Rohmer. Sin esperar que algo pase».

Precisamente tenía que ser un cineasta francés el que reflejase perfectamente en sus películas la esencia de la filosofía italiana del ´dolce far niente', disfrutar del acontecer sin mayores ínfulas ni anhelos. O como diría el padre de la poesía moderna estadounidense, Walt Whitman: «La felicidad no está en otro lugar sino en este lugar, no en otra hora, sino en esta hora».

Sin embargo, pese a lo razonable de las propuestas, pues no hay nada más incierto que nuestro futuro (algo que nos está recordando crudamente a diario esta pandemia), es difícil no vivir anticipados. Enfocamos, diseñamos y planificamos nuestras vidas hacia ese futuro inexistente que nos provoca más penas y frustraciones que alegrías. Desde las acciones que creemos más trascendentales para nuestra vida (la elección de una carrera profesional, el matrimonio, la paternidad?) a otras más livianas y baldías pero que repetimos cada día. La otra propuesta, la de estos intelectuales, debería ser mucho más sencilla porque despejan las incógnitas de la ecuación en vez de dejarse la vida en resolverlas.

Coged las rosas mientras podáis

feliz el tiempo vuela.

La misma flor que hoy admiráis,

mañana estará muerta.

W. Whitman