Cómo se nos llena la boca con esta palabra. A todos nos gusta, todos la proclamamos, políticos, jueces, sociedad en general, y todos lo exigimos. Pero a la hora de la verdad nada de nada. Cuando llega el momento de demostrarlo, la trasparencia sale volando, y da igual que exista incluso una consejería dedicada solo a esa cuestión. Mutis por el foro, silencio absoluto. Las excusas o quizás las razones auténticas, quién sabe, para no contarnos lo que está pasando por ejemplo con las vacunas en nuestra Región, son harto variopintas. Desde que si no me llego a poner la vacuna iban a tirarla (la ley del pobre, más vale reventar a que sobre, refranero español), hasta yo no quería, pero me obligaron mis técnicos porque soy personal de riesgo (aunque no lo sea) y así de paso, a lo mejor también se vacunan ellos, pues rota la valla, todos para adentro.

Nuestra Región va a la cabeza de la picaresca en esta materia, según parece. Y digo parece, porque aún no sabemos cuántos listillos/as se han saltado el protocolo para vacunarse antes que nadie, o al menos antes que le corresponda por su grupo diseñado por los mismos políticos, que dando ejemplo se lo han saltado a la torera. Es verdad, que incumplir un protocolo (que no es mas que una actividad, un quehacer, un acto o una sucesión de actos regulado por una norma jurídica o consuetudinaria) al no ser una norma imperativa, generalmente solo puede acarrear una sanción social o política.

Sin embargo, cuando ese incumplimiento da lugar a consecuencias nefastas, la responsabilidad de otro tipo puede aparecer. Imaginemos que por saltarse el protocolo vacunándote antes que alguien preferente por no ser vacunado en su momento, enferma y muera, ¿qué pasaría? Quizás por eso ya se han interpuesto denuncias ante Fiscalía, sin citar denunciados concretos, por entender que se ha vulnerado el articulo 404 (prevaricación) y 428 (tráfico de influencias) del Código Penal. Cuestión que investigará primero el fiscal y en su caso si no es archivada la denuncia, los jueces y tribunales de justicia.

Lo verdaderamente cierto y triste de todo este asunto es que haya tanta insolidaridad como para creer que se tiene más derecho que los demás. Dicen que siempre se mueren los mejores, pues bicho malo nunca muere. Será por eso o porque realmente no son políticos de cuna y actos, ha pillado el toro a los mejores. Por eso, sin vulnerar la ley de protección de datos es muy conveniente que sepamos quiénes han sido los que se han mostrado tan egoistamente, pues a lo mejor nos llevamos la sorpresa de que abierto el grifo, han venido a vacunarse incluso de otras Comunidades autónomas, bajo el pretexto que una vez a la semana vienen a nuestra Región a trabajar, por ejemplo. Por eso, para evitar habladurías y malos pensamientos, al igual que es obligatorio cuando te citan a una reunión de copropietarios, la inclusión de la lista de morosos en el pago de las cuotas comunitarias, también en materia de vacunas sería bueno, si legalmente es posible y la ley lo permite, saber la lista de los que se han vacunado sin que les toque, pues solo así los limpios de corazón podrán estar tranquilos.

Todo esto no es nuevo. Ya lo decía un anónimo (o quizás no, pues hay quien dice que el autor fue Diego Hurtado de Mendoza, o quizás Juan de Ortega o Sebastián de Orozco, quién sabe) que escribió la vida de Lazarillo de Tormes, sus fortunas y adversidades, allá por mitad del siglo XVI: «Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos, y no se entierren en la sepultura del olvido». Pues eso (como diría Sánchez), las listas de los listos/as son demandadas.