Hemos sido, como de costumbre, víctimas de nuestra falta de preparación, de nuestro afán de improvisarlo todo y de nuestro exceso de confianza. Todo ello constituye una gran responsabilidad que el país tiene derecho a exigir. (?) La oficialidad prometió dedicar todos sus esfuerzos a mejorar la condición del soldado. Aun así, no cumplió, en perjuicio de una patria que necesita no un Ejército que se sacrifique, sino un Ejército que triunfe».

Con estas palabras, el Informe Picasso resumía, en apenas dos frases, lo que había pasado en el Desastre de Annual, que para qué vamos a acordarnos. Para llorar.

Me dirás que a qué viene esto ahora. Tú prueba a cambiar ´del soldado' por ´de los ciudadanos'. Y luego ´Ejército' por ´personal sanitario', o ´economía', u ´hostelería'. En general, la palabra que quieras. Te va a salir espuma por la boca.

Hace unos días nos desayunábamos con la noticia de que políticos de por aquí y de por allí se habían vacunado sin que les tocara. Hasta qué punto llega la picaresca española. Para mí, lo que arroja ese dato de vacunaciones VIP es que, dentro de la gestión de la pandemia, la vacunación no se libra de ser otra chapuza.

Lo cierto es que, una vez que quienes nos gobiernan no supieron ver, en su inicio, el potencial alcance, a todos los niveles, que podía traer la pandemia, ya poco puede hacerse. Tienes que ver que no hay nada previsto con respecto a los parados de larga duración, salvo prorrogar indefinidamente los ERTEs, ni al respecto a qué hacer cuando explote nuestro sistema sanitario, por no hablar de los daños colaterales que supondrán los negocios cerrados o las intervenciones médicas aplazadas.

Decía Maquiavelo que, para anticipar el futuro, había que mirar al pasado. Pues si el desastre de Annual, que fue para darse coscorrones, fue debidamente tapado por las autoridades de entonces, no hay que imaginar mucho para suponer que, en cuanto se pueda, todo lo relacionado con la pandemia se meterá debajo de la alfombra, o se le colgará al primer despistado que pase. Cuando Annual, se hizo el Informe Picasso, sí. Pero ni mucho menos se depuraron responsabilidades a nivel de lejía y estropajo que nuestro país se merecía. Lo menos que podemos esperar ahora es una repetición actualizada de aquel capítulo.

En este Annual actual en que parece haberse convertido la pandemia, todos los ciudadanos, algunos de forma más llamativa, como el personal sanitario, los hosteleros o los desempleados, pero en general todas las personas, vemos impotentes cómo se dictan normas sin ton ni son, sin coordinación alguna entre Administraciones, aparentemente al tuntún hoy, y mañana también. Resistimos el ataque de la pandemia, con lo puesto, sin saber qué va a pasar y sin saber por dónde viene. Mientras, en la élite política, van y se vacunan ellos, los primeros. Toma. En vez de estar buscando las tres armas con las que decía Napoleón que se ganaban las guerras: dinero, dinero y dinero. Dinero a mansalva para remontar esto, porque nos vamos a pique.

Utilizando las mismas expresiones de aquel Informe Picasso, todo lo que está pasando es de tal gravedad que nos merecemos una explicación.

Y no necesitamos una sanidad, ni una economía, ni una hostelería que se sacrifiquen. Necesitamos una sanidad, una economía y una hostelería que triunfen.