La ciencia está demostrando su increíble potencia y su radical contribución al bienestar humano al haber sido capaz de generar en un tiempo récord la vacuna que nos sacará de ésta. También el extraordinario esfuerzo logístico que es preciso para producir, trasportar y suministrar tal cantidad de vacunas dice mucho sobre la capacidad de las sociedades desarrolladas para sobreponerse a las peores adversidades. Es sorprendente y es admirable.

Yo les aseguro que soy optimista. Creo que ciencia y logística nos harán salir en este mismo año del escenario de pandemia que ahora protagoniza nuestras vidas. Tardaremos unos meses, pero ocurrirá. Y recomenzaremos entonces una normalidad que no será ni nueva, ni vieja, sino una normalidad normal.

Sin embargo, cuando superemos la actual pandemia poco habrá cambiado en cuanto a los riesgos para que venga la siguiente, y la otra, y la próxima, y alguna en el futuro quizás más tremenda. Bueno, miento: desde el punto de vista sanitario habrá cambiado que ahora disponemos de mejores técnicas biológicas para diseñar medicamentos de ARN mensajero, un destacadísimo avance científico con el que todos nos debemos entusiasmar.

Sin embargo, en el fondo de porqué suceden las pandemias, en la raíz de los problemas que están detrás de la surgencia del SAR-COV-2, nada creo que estemos haciendo. Navego por internet, leo noticias y reportajes y veo que hay muchísima gente que es capaz de diagnosticar acertadamente por qué nos está pasando esto, pero ni una sola noticia, ni una sola entrada de internet me documenta que Gobiernos e instituciones estén haciendo absolutamente nada.

Y es que ya sabemos a ciencia cierta que la clave global de las pandemias está en los modelos ganaderos industriales, en la degradación de los ecosistemas naturales, en la pérdida de la biodiversidad y en la urbanización extensiva de la práctica totalidad del planeta que rompe la separación entre personas, animales en producción y poblaciones de animales salvajes, la tormenta perfecta para la mutación y la trasmisión de patógenos víricos de animales a humanos.

Y aunque muchos análisis y prospectivas están identificando estos problemas, no conozco ni una sola iniciativa, ni internacional, ni estatal, ni regional, destinada a ir al fondo del asunto. Ni un proyecto de tratado internacional, ni de ley estatal. Ni una sola propuesta para corregir la forma en que las sociedades humanas estamos organizando la economía postindustrial y la manera radicalmente insostenible en la que nos relacionamos con nuestro entorno. Si los avances en biología y medicina dicen mucho de nuestra capacidad como especie, la cerrazón en política global y en sociología dice todo lo contrario.

De la próxima pandemia solo nos protegerá una naturaleza mejor conservada y un cambio de modelo hacia la auténtica sostenibilidad en muchos aspectos del desarrollo. Todo lo que no sea ir por ese camino es suicida y nos convertirá en una especie a la defensiva cuyo objetivo no será ser felices, sino simplemente sobrevivir.