Arranco haciendo una crítica porque desde las Comisiones Obreras de la Región de Murcia tenemos la sensación de que estamos tan sobrepasados por la realidad que genera la pandemia que lo urgente anula lo importante y, se ha devaluado el análisis crítico; para nosotras es fundamental evaluar cuál era nuestra situación antes de que llegara esta crisis para enfrentarla.

Nadie la llamó y nadie la esperaba, pero sí era conocido que nuestros servicios públicos no tenían la capacidad de respuesta adecuada para una situación como esta. La pandemia provocada por el Covid-19 nos ha golpeado tan fuerte a nivel social debido entre otras al progresivo desmantelamiento vivido en los servicios públicos: las jubilaciones no se han sustituido o se han hecho con temporales, porque ha preocupado más construir infraestructuras en épocas de bonanza que generasen votos en lugar de invertir en obras de utilidad pública, como podía ser la apuesta por el mantenimiento y refuerzo de los servicios públicos, realizando inversiones en recursos humanos y modernización de servicios.

El pasado 9 de junio el Gobierno regional otorgó la Medalla de Oro de la Comunidad a toda la sociedad murciana. Algo más de siete meses después cabe preguntarse qué han hecho ellos para merecerla, más allá del mérito de concederla. Mientras la imagen de los y las trabajadoras esenciales se deteriora y el agotamiento y la falta de recursos afecta a su desempeño profesional y a sus vidas, nuestros dirigentes ni se han planteado la posibilidad de realizar turnos de desestrés o distribución de tareas equitativas en las plantillas de sanidad, o establecer ya un programa de enseñanza adaptado para el curso 20-21, ya que el actual ha provocado más problemas a los y las trabajadoras con la descafeinada semipresencialidad. ¿Era necesario este desaguisado creado a toda la comunidad escolar? Por no hablar de los trabajadores y trabajadoras de servicios esenciales, que han cumplido su cometido: transportistas, servicios de limpieza, trabajadores y trabajadoras del campo, almacenes y fábricas, supermercados? Y, precisamente, son todas esas personas las que tienen una situación laboral más precaria marcada por la temporalidad en muchas ocasiones.

En este final de año en muchas empresas se ha producido un reparto de dividendos, mientras una gran parte del empresariado se opone a la subida del SMI en treinta céntimos al día a aquellos y aquellas trabajadoras más desfavorecidas. Empresas que sí se están beneficiando de las ayudas concedidas por los Ejecutivos estatal, regional y local. A todos los detractores de la subida les reto a que demuestren que pueden vivir un mes, solo uno, con la cantidad marcada en el SMI, y que esta subida provocará más desempleo. Por no hablar de los convenios paralizados por la patronal como puedan ser algunos del sector agroalimentario (Frutas, Tomate o Agrícola), donde las inspecciones y las investigaciones están levantando ampollas, poniendo al descubierto prácticas poco edificantes con las personas trabajadoras; asimismo, podemos hablar de los convenios de hostelería y hospitales privados que llevan años con los salarios estancados por la negativa de los empresarios a negociar.

Y, fíjense, a colación de la hostelería puede ser, sin que siente precedente, que la patronal tenga razón y con la paralización de la actividad en la batalla contra el Covid no sea el momento de aplicar subidas importantes en el sector, pero no tengo claro cómo se puede justificar el no hacerlo en el resto de sectores cuando 2020 ha registrado más exportaciones que 2019 y con un incremento del valor de los precios.

Lo que, a juicio de CC OO, no puede ser es que el Ejecutivo murciano nos venda los grandes progresos de la Región mientras su población continúa a la cola en materia de salarios y pensiones, sobre todo porque son las pensiones las que sostuvieron las economías familiares en la última crisis del 2008. Por no hablar de la economía sumergida, que supone el 25% del PIB de la Comunidad murciana sin que el Gobierno regional haya resucitado el Pacto contra la Economía Sumergida firmado con los agentes sociales en 2012.

Por todas estas cosas es por lo que CC OO sí siente que es el momento de sentarse a negociar, de defender los derechos de las personas trabajadoras y de sus lícitas reclamaciones. Porque nadie la llamó y nadie la esperaba, pero la pandemia está aquí y esta ronda no la queremos pagar los trabajadores y trabajadoras. La salida de la crisis no será a costa de derechos ni recortes.

Habrá que apretarse el cinturón con toda seguridad, pero nos lo apretaremos todos, esa es la intención del sindicato que represento. Y, una vez más tendemos la mano a la patronal para sentarnos a buscar soluciones porque en CC OO cambiamos de año, pero no de lucha, y dejamos atrás el tan odiado 2020 y brindamos por un futuro mejor, pero ese futuro hay que construirlo entre todos y todas, incluido el Gobierno regional abandonando la política de ´dejar hacer' y aplicar políticas encaminadas a proteger a las personas trabajadoras y a los y las ciudadanas en general.