Un acto inédito en mi vida. Acudo a una administración de lotería a cobrar. Me tocó la lotería el día 22. No sé qué hacer. Se lo digo a la chica que lleva la administración. Hola. Tengo esto. Qué se hace. Me mira con simpatía. Le doy los décimos y ella me da doscientos y pico euros. Salgo y ese dinero en el bolsillo quema. Dinero fácil. Más bien dinero recuperado de la inversión lotera hecha a lo largo de la Navidad. Me dan ganas de abrazar a algún viandante, pero si llevo meses sin abrazar a nadie no me va a pasar nada por esperar un poco más. Incluso puede que ya no abrace a nadie nunca si todo esto persiste. No seas tonto, ya hay vacuna, me digo. Para llevar tanto dinero en el bolsillo pienso muchas tonterías. Camino. Empiezo a ver a la gente a mi alrededor como más pobretona. Parecen unos tiesos. No hace ni cinco minutos que estoy forrado y ya tengo pensamientos clasistas. Como me sigan provocando me invito a una docena de ostras.

POR QUÉ ES TODO TAN CARO. Los centros comerciales en Navidad. Es consumismo, sí. Catedrales del gasto y el consumo. Vale. Pero hay un ambiente también infantil, dulzón, festivo. Visito con mi hijo una tienda de juguetes. Los queremos todos, claro. No sé por qué es todo tan caro, le dice una señora a una joven dependienta. La señora no lleva un abrigo color rencor ni una bufanda teñida de resentimiento. Simplemente constata. Con la resignación justa. La dependienta mira al suelo. No tiene culpa ni tiempo.

EL MAR ESTÁ MUY QUIETO. Vamos a un restaurante de montaña desde el que se ve toda la línea de costa. Desde tal altura todo parece un continuo, una inmensa ciudad con toda la mar enfrente. El mar está muy quieto. Durante el salpicón de mariscos con suave salsa de mostaza la conversación gira acerca de Salvador Illa y su candidatura en Cataluña. Cuando pasamos a las fabes con almejas y piparras, un ligero bullicio se adueña de la sala y hablamos entonces sobre las novedades ensayísticas, el urbanismo y la necesidad clara de no pedir postre para poder cenar en condiciones y no llegar a esa hora incierta con sensación de estar muy llenos. Por qué serán tan caros, pienso cuando salgo hacia el párking y veo esos cochazos.