Caigo en una tertulia radiofónica de economistas y vuelvo a sentirme niño en misa. Los sacerdotes posconciliares eran muy serios y estos economistas liberales se ríen mucho, pero unos y otros coinciden en hacerme saber, entonces y ahora, que no estoy a salvo y que es mi culpa. Como me enseñaron a cumplir, de niño tuve pecados veniales y de mayor tengo una situación económica moderada, pero sigo siendo regañado y estando en peligro, haga lo que haga.

Los curas de entonces se decían muy preocupados por los placeres de la carne y los economistas de ahora por las subidas, sean de los impuestos a los ricos, sean de las pensiones a los jubilados o de los salarios a los trabajadores. Lo primero está fuera de tiempo y lo segundo y tercero fuera de la realidad.

No es un secreto que la realidad se ha vuelto muy rara y la mayoría no la entendemos. De un tiempo a esta parte, la realidad trabaja en la línea de que un empleo no dé para llegar a fin de mes y dos juntos alcancen para una vivienda que se lleva la mayor parte del salario de los años en que las parejas son fértiles y pueden traer hijos a esta incertidumbre que cada ocho años azota una crisis sistémica por terrorismo, fraude bancario, pandemia y lo que siga, probablemente crisis climática.

Hay una realidad y la mayor parte de la gente está fuera de ella, incluso sin cometer pecados mortales, robar, estafar, sencillamente viviendo otro día después de décadas de trabajo o yendo al curro a ganar un dinero que llegue hasta el mes siguiente. Eso por no hablar de los que tienen hijos, se unen, se separan, intentan dormir bajo techo, pierden empleos... que son muchos y (según lo que dicen estos tertulianos) están en contra de la realidad, pero, a la vez, son muy reales, están hechos de carne y hueso y ríen cuando les hacen cosquillas, sangran cuando les pinchan, mueren cuando les envenenan y en el 99,9% se parecen a los alegres economistas liberales (que me evocan a los curas severos de la niñez) que ganan buen sustento pidiendo que no suban los impuestos a los ricos y que no jodan.